Un nuevo artículo, dedicado en este caso a un problema relativamente común como es la caída en la persona anciana. Ahora bien, la primera realidad que salta a la vista es que cuando se habla de tercera edad, se hace referencia a un colectivo poblacional que engloba a individuos con unas condiciones de salud muy diferentes. Y es que no hay más que comparar la calidad de vida que tiene el anciano sano, frente a la que presenta el paciente geriátrico . Mientras uno goza de una independencia total, por el contrario, el otro suele ser completamente dependiente, con todo lo que eso conlleva en todas sus esferas vitales.
Hay problemas, sin embargo, que en el colectivo anciano difícilmente van a aparecer, como serían cuadros tales como una nomofobia o un trastorno por atracón, mientras que otros sí que pueden estar presentes. A modo de ejemplo de este último caso, puede citarse el ser portador de una colostomía, la presencia de problemas hepáticos detectados casi siempre en una analítica al medir las transaminasas o renales, en este caso, puestos de manifiesto al medir la creatinina, problemas de incontinencia fecal, necesidad de nutrición enteral y otros similares.
Conviene recordar un punto ya señalado en su momento, y es que la persona anciana no es una persona enferma, pero sí tiene más posibilidades de enfermar. En cualquier caso, es fundamental que la sociedad en líneas generales, cambie el chip y deje de considerar al anciano (independientemente de su edad y de sus necesidades) una carga, para admitir que se trata de una persona con iguales derechos que el resto, y por lo tanto, digno de los mismos cuidados, especialmente cuando hablamos de personas mayores, que por la dignidad implícita en cualquier ser humano, merecen tener siempre un aspecto cuidado y correcto. Una vez presentado ya el problema, “entramos en harina” y nos disponemos a abordar el tema objeto de estudio.
¿Qué es una caída en un anciano?
Según la Organización Mundial de la Salud, una caída es la consecuencia de cualquier acontecimiento que precipita al sujeto al suelo contra su voluntad y desde su propia altura.
Las caídas de ancianos representan un importante problema de salud pública mundial que tiende a agravarse con el envejecimiento poblacional.
«A un niño le lleva un año adquirir movimiento independiente, y diez años adquirir movilidad independiente. Una persona mayor puede perder ambas en un solo día».
Bernard Isaacs, The Challenge of Geriatric Medicine, 1992.
Para muchos sanitarios, y hasta no hace muchos años, las caídas constituían un problema inevitablemente unido a la persona anciana, problema que se haría más patente y frecuente al incrementarse la edad de la persona mayor.
La caída como síndrome geriátrico
Cuando aparece la Geriatría como especialidad médica (surge el concepto de síndrome geriátrico, y más específicamente aparecen los denominados Grandes Síndromes Geriátricos), se empieza a considerar a las caídas como uno de estos cuatro gigantes de la geriatría.

Las caídas no siempre tienen lugar de igual forma, como se indica a continuación:
- La caída puede tener lugar de forma repentina y puede ser confirmada por un testigo o por el propio anciano.
- No obstante, la caída no siempre supone un contacto súbito y violento con un mueble o con el suelo; en muchos casos, dicha caída va precedida por diferentes movimientos incontrolados y vacilantes, mediante los cuales la persona mayor evita precipitarse contra el suelo.
- En otras ocasiones, la caída también tiene lugar de forma incontrolable, aunque ocurre de manera lenta; el ejemplo más típico es el del anciano que sentado en una silla resbaladiza, se encuentra adormecido, va deslizándose poco a poco, hasta que finalmente cae al suelo.
¿A qué ancianos afectan principalmente las caídas?
En la siguiente presentación interactiva, se incluyen una serie de datos, sobre a quién afecta fundamentalmente las caídas dentro del colectivo geriátrico
¿Cuáles son los riesgos que facilitan una caída?
Usualmente las caídas son debidas a una combinación de factores, los cuales incluyen factores que dependen del propio sujeto y factores dependientes del medio en el que éste hace su vida normalmente. Los factores desencadenantes de caídas más frecuentes, se enumeran a continuación:
- Sexo femenino.
- Deficiencias que afectan a los órganos de los sentidos.
- Historia de caídas anteriores.
- Problemas para mantener una marcha estable.
- Consumo de medicamentos.
- Edad avanzada, usualmente superior a los 75 años.
- Cambios ambientales.
Factores dependientes del propio anciano
Los factores desencadenantes de una caída dependientes del propio sujeto pueden agruparse en tres grandes subgrupos:
- Factores dependientes del proceso de envejecimiento.
- Factores dependientes de una patología (aguda o crónica).
- Factores dependientes de los medicamentos.
Seguidamente se analizan los distintos factores dependientes del sujeto que pueden desencadenar una caída.
Alteraciones del aparato locomotor
Básicamente hay tres alteraciones de este aparato que propician las caídas:
Osteoporosis
Esta patología consiste en una progresiva pérdida de calcio del hueso, lo que se traduce en huesos más frágiles y, por tanto, más propensos a fracturarse.
La fragilidad ósea propia de la osteoporosis afecta a todos los huesos del esqueleto.

A nivel de la columna vertebral, la osteoporosis genera pequeñas fracturas que afectan a las vértebras.
El resultado final es la progresiva pérdida de estatura que experimenta la persona a medida que envejece y la consiguiente deformidad de dicha columna, deformidad que se conoce como lordosis.
Sarcopenia
Consistente en una progresiva atrofia de la masa muscular. Dicha masa muscular es la que le da fuerza al músculo.
La atrofia de la musculatura, se traduce en una mayor dificultad para realizar movimientos, los cuales se vuelven frágiles y torpes.

- Artrosis
La artrosis es la forma más frecuente de enfermedad articular.
Esta enfermedad se desarrolla cuando se desgasta el cartílago, el cual actúa como una almohadilla entre dos huesos; así pues, fruto de ese desgaste se va produciendo un roce entre los huesos y se genera la artrosis.
La artrosis puede afectar a cualquier articulación del cuerpo, pero frecuentemente se da en aquellas articulaciones que soportan mayor peso y desarrollan mayor esfuerzo: rodilla, cadera, columna vertebral, manos, …

Alteraciones sensoriales
En la siguiente infografía, se explican qué alteraciones sensoriales predisponen al anciano a sufrir una caída.
Alteraciones neurológicas
El término neurológico es el nombre técnico que se emplea para referirse al sistema nervioso. Puesto que una de las funciones de dicho sistema es controlar el funcionamiento del aparato locomotor, cualquier patología o alteración que afecte a dicho sistema, va a influir de forma más o menos marcada en la movilidad de la persona, y por consiguiente puede ser un factor desencadenante de una caída. Algunas alteraciones neurológicas que predisponen a las caídas son las siguientes:
- Enfermedad de Parkinson, la cual en la medida en que dificulta la movilidad, llegando en los estadíos finales prácticamente a anular dicha movilidad, es un importante factor de riesgo para que se produzca una caída.
- Las secuelas de un ictus, especialmente si la zona cerebral más afectada es aquella que controla la movilidad, genera importantes problemas de locomoción, favoreciendo obviamente una posible caída.
- El deterioro cognitivo, y más específicamente la demencia, también predispone a la caída, especialmente en los estadíos intermedios, ya que entre las alteraciones que genera, una de ellas afecta a la capacidad para coordinar los movimientos.

Inestabilidad
El mantenimiento de la estabilidad es un proceso complejo que requiere de la intervención de diversas estructuras:
- Órganos de los sentidos: vista y oído (oído interno).
- Sistema musculoesquelético.
- Sistema nervioso.

Para mantener la estabilidad es fundamental una completa coordinación entre estos tres bloques de estructuras; en la medida en que esa coordinación no sea lo suficientemente precisa, bien como consecuencia del desgaste debido al envejecimiento, o bien debido a cualquier patología, aparecerán problemas para mantener la estabilidad y el equilibrio. Por otro lado, también es posible la presencia de alteraciones ligadas al envejecimiento o enfermedades que por un mecanismo u otro, dificulten la marcha. La inestabilidad unida a las dificultades para caminar, son dos poderosos factores capaces de desencadenar una caída.
La inestabilidad unida a las dificultades para caminar, son dos poderosos factores capaces de desencadenar una caída.
Alteraciones cardiovasculares

Consumo de medicamentos
En el caso particular y concreto de los ancianos, éstos como consecuencia de que habitualmente sufren varias patologías de forma simultánea, están sometidos a la acción de varios medicamentos; dicho consumo de varios fármacos durante un mismo período de tiempo, es lo que se denomina polifarmacia, la cual, como confirman numerosos estudios, predispone a las caídas. Los fármacos, por diversas razones, son un importante factor desencadenante de caídas. En este sentido, los medicamentos más implicados en éstas son los que actúan sobre el sistema nervioso y los que actúan sobre el sistema circulatorio.

Alteraciones psicológicas
El progresivo desgaste que acompaña al envejecimiento, así como la presencia de algunas enfermedades, puede provocar una disminución en las capacidades del anciano para desenvolverse en su vida diaria. En muchos casos, aparecen limitaciones físicas, las cuales pueden generar una mayor o menor dependencia de una tercera persona. La pérdida de capacidades supone una disminución en la calidad de vida del afectado y, en no pocos casos, genera un auténtico sufrimiento. No es menos cierto que frecuentemente, el anciano tienda a negar esa pérdida en sus capacidades, lo que se traduce finalmente en cuadros de ansiedad, depresión, enfado, desorientación, …
En cualquiera de las situaciones que se acaban de comentar, el anciano por lo general, presta menos atención al ambiente en el que se encuentra, lo que hace que no se percate de la existencia de factores de riesgo presentes en el ambiente, factores estos que pueden provocar una caída.
Otros
Finalmente, además de los factores dependientes de la persona que se acaban de mencionar como desencadenantes de una caída, existen otros que si están presentes, también pueden favorecer dicha caída. Tales factores incluyen:
- Alteraciones en los niveles de glucemia, fundamentalmente la hipoglucemia.
- Hemorragias.
- Infecciones.
- Deshidratación.
- Bajos niveles de sodio consecuencia de una pérdida excesiva de éste.
Factores ambientales
Los factores ambientales que pueden influir en una posible caída del anciano, quedan recogidos en la siguiente presentación interactiva:
¿Qué consecuencias pueden derivarse de una caída?
Ante cualquier caída, siempre existe un riesgo de lesión, el cual será mayor o menor dependiendo de los siguientes factores:
- Fuerza del hueso, condicionada por la existencia o no de:
- OSTEOPROSIS.
- Intensidad del golpe, condicionada por:
- Número de CAÍDAS PREVIAS.
- ALTURA desde la que se produce la caída.
- DUREZA de la superficie de contacto.
- Mecanismos de PROTECCIÓN.
La mayoría de las caídas no provocan secuelas, o bien, estas son leves.
La fragilidad del anciano, condicionada por el proceso de envejecimiento y por la existencia de otras enfermedades, influye enormemente en que el anciano presente un mayor o menor número de caídas.
A su vez, una caída puede ser la causa directa de la muerte del afectado, o bien, puede dar lugar a una serie complicaciones que finalmente acaben provocando la muerte de dicha persona. Es evidente, por lo tanto, la importancia que tienen las caídas en las personas mayores. De hecho, actualmente las caídas se consideran un marcador de fragilidad o de discapacidad en el anciano. Las consecuencias y/o secuelas de una caída puede clasificarse según dos criterios:
- Tipo de secuelas:
- Físicas
- Psíquicas
- Sociales.
- Relación temporal con la caída:
- Inmediatas.
- Medio / Largo plazo.
Secuelas físicas
Casi la cuarta parte de los ancianos que sufren una caída, presentan lesiones cuya importancia se sitúa entre moderada y grave.El abanico de lesiones físicas de una caída es bastante amplio, incluyendo:
- Daño en los tejidos blandos.
- Embolia pulmonar.
- Fracturas óseas.
- Úlceras por presión.
- Hipotermia.
- Deficiencias funcionales posteriores a la caída.
- Neumonía…
Contusión o lesión de tejidos blandos
Las contusiones son lesiones que afectan a los tejidos blandos; teniendo en cuenta que por lo general, tienen menos complicaciones que las fracturas, las contusiones también se conocen como lesiones menores.Estas lesiones afectan a la mitad de los ancianos que sufren una caída.

Pueden aparecer en cualquier zona de la anatomía, si bien, son más frecuentes en las piernas.
Dichas lesiones son las responsables del dolor y de la incapacidad para realizar las actividades de la vida diaria durante los días posteriores a la caída.
Fractura o lesión ósea
Las fracturas o roturas de huesos se incluyen entre las secuelas más graves tras una caída, pues constituyen la principal causa de muerte traumática en personas con más de 75 años.
Su presencia está íntimamente ligada con la fortaleza del hueso, y en definitiva, con la presencia o no de osteoporosis. Obviamente, si el afectado por la caída, tiene una osteoporosis importante, sus huesos van a ser extremadamente frágiles, con lo cual ante un impacto no necesariamente muy fuerte, se romperán, y aparecerá la consiguiente fractura.

La fractura de cadera puede generar complicaciones de muy diverso tipo tales como infección de la herida operatoria
, trombosis venosa profunda
, infección urinaria
, embolismo pulmonar,
neumonía
y úlceras por presión
, entre otras.

Finalmente, conviene destacar que aquellos ancianos que han sufrido una fractura de cadera, tienen una mayor mortalidad (12 – 20%) que aquellos otros del mismo sexo y la misma edad que no han tenido dicha fractura.
Secuelas psíquicas
En la siguiente presentación interactiva, se comentan las secuelas psíquicas que se derivan de la caída en la persona anciana
Secuelas sociales
Cuando se produce una caída, además de las secuelas físicas y psíquicas, también existen secuelas de tipo social, las cuales están íntimamente relacionadas con las anteriores.
Tras la caída, pueden quedar secuelas físicas que impliquen una merma en la capacidad funcional del anciano para desarrollar las actividades de la vida diaria. A su vez, también es muy probable que aparezca el ya citado síndrome post-caída, motivado por la pérdida de autoconfianza que experimenta el anciano, así como por la actitud de sobreprotección que ejerce la familia. En definitiva, es muy habitual que tras una caída tenga lugar una pérdida de autonomía, que frecuentemente conduce a un aislamiento social, siendo el desenlace final más común de esta situación, el ingreso del anciano en un centro residencial.

¿Cómo prevenir las caídas?
Las caídas no constituyen una enfermedad en sí misma, pero generan numerosas complicaciones; de ahí, la importancia de su prevención.
En cualquier patología se distinguen tres niveles de prevención (primaria, secundaria y terciaria), que seguidamente se describen.
Prevención primaria
La prevención primaria incluye la adopción de todas aquellas medidas que permiten evitar que aparezca una enfermedad; en este caso concreto, tal prevención incluye la adopción de las medidas apropiadas para evitar que tenga lugar la caída. En la prevención primaria de las caídas se incluyen medidas muy diferentes, unas tienen que ver con los factores desencadenantes que dependen del propio sujeto, mientras que otras guardan relación con los factores ambientales. En cualquier caso, las medidas de prevención primaria pretenden evitar que se produzca la caída del anciano. Tales medidas son las siguientes:
- Medidas ambientales
- Diagnóstico precoz de patologías propiciatorias.
- Ejercicio físico.
- Alimentación correcta.
- Base de sustentación adecuada.
- Ayudas técnicas necesarias.
En la siguiente presentación interactiva, se describen más detalladamente los factores implicados en la prevención primaria de las caídas.
Prevención secundaria
La prevención secundaria incluye la adopción de las medidas necesarias para evitar nuevas caídas en ancianos que ya han tenido una caída previa. En lo que se refiere a la prevención secundaria de las caídas, dicha prevención se basa en analizar las causas, bien sean intrínsecas al propio anciano, o bien sean de tipo ambiental, que han provocado la primera caída. Una vez encontradas dichas causas, se actuará sobre ellas, para evitar así que tenga lugar una nueva caída.
En este sentido, es fundamental tener en cuenta cualquier caída que sufra el anciano, con independencia de que dicha caída genere algún tipo de lesión o no, caída que debe ser comunicada al médico de cabecera.
Prevención terciaria
La prevención terciaria incluye la adopción de las medidas necesarias para disminuir la incapacidad generada tras una caída. Este nivel de prevención abarca un amplio abanico de medidas y/o actuaciones, las cuales van desde tratar las complicaciones derivadas de la caída, hasta utilizar la psicoterapia para vencer el denominado síndrome post-caída.
Este nivel de prevención abarca un amplio abanico de medidas y/o actuaciones, las cuales van desde tratar las complicaciones derivadas de la caída, hasta uiilizar la psicoterapia para vencer el denominado síndrome post-caída. Medidas y/o actuaciones incluidas en la prevención terciaria de una caída:
- Tratamiento de las complicaciones derivadas de las caídas, con independencia de que dichas complicaciones sean de carácter físico (hematomas, contusiones, fracturas), o de carácter psíquico (síndrome post-caída).
- Favorecer la movilización y la vuelta a la rutina diaria lo antes posible; es muy probable que en un principio, para poder caminar, el afectado necesite ayudas técnicas. A nivel de mercado, existen multitud de modelos de tales ayudas; siempre, deberá elegirse el modelo más idóneo para esa persona concreta. De esto se encargará el profesional correspondiente (terapeuta ocupacional, fisioterapeuta, …).

- Rehabilitación de la marcha y del equilibrio, tarea de la que se encargará el fisioterapeuta. A medida que se vaya produciendo dicha rehabilitación, el anciano irá abandonando el empleo de las ayudas técnicas mencionadas en el apartado anterior.
- El fisioterapeuta también establecerá un adecuado programa de ejercicio físico, cuya finalidad es recuperar la funcionalidad, lo cual también redundará en una mayor autoconfianza del afectado, que permitirá ir superando progresivamente el síndrome post-caída.
- Técnica correcta de caída y levantamiento, pues así se evita una prolongada estancia en el suelo, lo cual trae como principales complicaciones la deshidratación y la hipotermia, entre otras.
- Psicoterapia, la cual junto con el ejercicio y la rehabilitación, resulta fundamental para combatir el síndrome post-caída.
Por último, en el siguiente vídeo, se resumen las principales ideas señaladas en el presente artículo:

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