Nuevo artículo, dedicado a un tema, cuyo solo nombre hace temblar a muchos: el cáncer, en concreto, este artículo se centra en el cáncer de mama. Y si bien es cierto que su pronóstico no es tan lúgubre como hace años (diagnóstico más temprano, tratamientos más apropiados), el miedo sigue estando presente. Una situación similar viven los pacientes diagnosticados de cáncer de colon, quienes con una colostomía en muchos casos mejoran su pronóstico, o los diagnosticados de cáncer de próstata, que por lo general tienen una supervivencia superior al 90%.
Cabe preguntarse por qué actualmente el cáncer es una enfermedad tan frecuente. Al hacerse esta pregunta se olvida que hasta la primera mitad del siglo XX, encontrar personas con más de 80 años, era tan complicado como encontrar una aguja en pajar. Y es que el envejecimiento poblacional hace que a medida que pasan los años, toda persona tiene más riesgo de desarrollar un proceso tumoral. Por otro lado, conviene tener presente que cuando alguien recibe el diagnóstico de una enfermedad de pronóstico poco favorable, uno de los mayores riesgos a los que se enfrenta, es no ser presa de quienes practican las pseudoterapias, dispuestas siempre a ofrecer remedio para todo lo incurable, no precisamente gratis. A este cuadro, ya de por sí dantesco, habría que añadirle la brutal cantidad de bulos y mitos que existen sobre esta patología. Pues bien, entrados ya «en harina» con relación a esta enfermedad, procedemos a su descripción.
¿Qué es el cáncer de mama?
El cáncer de mama es una enfermedad que se produce como consecuencia de un crecimiento acelerado e incontrolado de las células de la mama.
Antes de entrar en más detalles, conviene conocer, aunque sea de forma esquemática, la anatomía de la mama, como se indica en la siguiente infografía interactiva.
Como en todo proceso canceroso, las células tumorales han visto incrementada enormemente su capacidad reproductiva. Estas células normalmente forman un tumor que, a menudo suele verse en una radiografía, o puede palparse como una masa o bulto.
Por otra parte, conviene tener en cuenta, que buena parte de los bultos que se generan en la mama son benignos; es decir no tienen carácter canceroso. Estos bultos benignos no suponen un peligro para la vida de la afectada, ya que no se propagan fuera de la mama. En cualquier caso, conviene que la persona que los padezca sea revisada por el correspondiente profesional sanitario (ginecólogo).
Las células cancerosas pueden diseminarse a través de la sangre o los vasos linfáticos llegando a otras partes del cuerpo, donde pueden adherirse a los tejidos y generar metástasis. En la siguiente presentación interactiva se indican en líneas generales, las fases que tienen lugar en cualquier proceso canceroso.
El cáncer de mama es el más frecuente en la población española, calculándose que 1 de cada 8 mujeres lo padecerá en algún momento de su vida.
Por edades, la máxima incidencia de este cáncer supera los 50 años aunque casi un 10% de los diagnósticos se hacen en mujeres con menos de 40 años.
Algo que parece obvio, es que el estadio del tumor en el momento del diagnóstico influye en la supervivencia; si se detecta en las primeras etapas, la supervivencia es mayor, comparado con aquellos casos en los que se diagnostica en fases más avanzadas.
¿Por qué se da el cáncer de mama?
Esta pregunta equivale a cuáles son las causas del cáncer de mama, y la realidad es que no tiene una respuesta fácil.
Lo que sí está claro, es que hay una serie de factores de riesgo que favorecen su aparición. Parece ser que hay 2 factores que sí tienen una gran importancia:
- Ser mujer.
- Hacerse mayor.
Otros factores de riesgo que predisponen al cáncer de mama son los siguientes:
Factores hereditarios: la presencia de ciertas mutaciones genéticas, concretamente las mutaciones en los genes BRCA 1 y 2 o en otros genes, se asocian a mayor riesgo de cáncer de mama y de ovario. El cáncer de mama hereditario representa entre el 5 y 10% de los casos de cáncer de mama.
Historia personal de cáncer de mama: Historia personal de cáncer de mama previo.
Menstruación temprana, menopausia tardía o nuliparidad: si la primera menstruación aparece antes de los 11 o 12 años y la menopausia se produce después de los 55 años, el riesgo de cáncer de mama aumenta. Esto se justifica porque en ambos casos, las células mamarias han estado expuestas durante mayor tiempo al efecto de las hormonas (estrógeno y progesterona).
Densidad mamaria elevada en las mamografías: esto supone que la presencia de tejido conjuntivo en la mama es mayor que la presencia de tejido adiposo, lo cual puede dificultar la detección de un tumor al efectuar una mamografía.
Edad o duración del embarazo: un primer embarazo después de los 35 años implica un mayor riesgo de cáncer de mama, pues el embarazo protege al empujar a las células mamarias hacia la última fase de maduración.
Anticonceptivos orales: las primeras píldoras anticonceptivas comercializadas, se caracterizaban por su alto contenido en estrógenos y esto se relacionó con el cáncer de mama; sin embargo, las pastillas actuales tienen menores dosis de estas hormonas, y no se ha demostrado ningún aumento en el riesgo de este tipo de cáncer.
Lactancia materna: el hecho de optar por amamantar a los hijos se traduce en un menor riesgo de cáncer de mama, comparado con aquellas mujeres que nunca amamantaron; el efecto protector de la lactancia es tanto mayor, cuanto más ha durado la misma. Esto se explica por la diferenciación de las células mamarias, por la reducción del número de ciclos ovulatorios y por la excreción de estrógenos y sustancias tóxicas que puedan causar cáncer a través de la leche humana.
Uso de terapia hormonal sustitutiva tras la menopausia: el empleo de esta medicación, al igual que el uso de una combinación de estrógeno y progesterona posterior a la menopausia aumenta el riesgo de cáncer de mama.
Raza y origen étnico: las mujeres de raza blanca tienen mayor propensión al cáncer de mama en comparación con las de raza negra, aunque esta brecha está disminuyendo en los últimos años.
Estilo de vida: factores como la obesidad, el consumo de alcohol, el sedentarismo y el llevar una alimentación poco saludable en la que no abunden las frutas y las verduras son factores que aumentan el riesgo de este tipo de cáncer.
Tratamiento previo con radioterapia: aquellas mujeres que han recibido radiaciones ionizantes en las mamas antes de los 30 años, tienen un mayor riesgo de desarrollar cáncer de mama en etapas posteriores de su vida.
A pesar de todo lo expuesto hasta aquí, la realidad es que la incidencia de este tipo de cáncer se está incrementando en todo el mudo y casi un 70% de estos tumores tienen un origen desconocido.
La relación entre cáncer y virus es de sobra conocida; el ejemplo más clásico es el virus del papiloma en relación con el cáncer de cuello de útero.
En el caso del cáncer de mama, no hay una asociación clara con un virus específico.
También se está estudiando el efecto de la microbiota intestinal y de la microbiota mamaria como factores ligados a este proceso canceroso, pero la realidad es que se desconoce si la microbiota actúa como agente causal o aparece como consecuencia de los cambios asociados a la aparición del tumor. En definitiva, se requieren más estudios sobre este punto.
¿Qué tipos de cáncer de mama hay?
Existen diferentes tipos de cáncer de mama, los cuales se pueden describir de distintas formas. En función del tipo específico de células que resulte afectado, el cáncer de mama será de un tipo u otro.
La mayoría de los tumores de mama se originan en el tejido glandular de la mama, formado por lobulillos, que son las glándulas donde se produce la leche. También es común que comiencen en las células que recubren el interior de los conductos, que son los tubos que transportan la leche al pezón.
Estos cánceres se conocen como adenosarcomas
.
Otro tipo de cánceres de mama, menos comunes, se generan a partir de células que tienen un origen distinto, como puede ser el músculo, la grasa o el tejido conectivo. Estos se conocen como sarcomas
.
Los cánceres de seno más comunes incluyen:
- Carcinoma ductal invasivo o infiltrante.
- Carcinoma lobulillar invasivo o infiltrante.
- Carcinoma ductal «in situ» o intraductal.
Otros tipos de cáncer de mama no tan frecuentes son los siguientes:
- Carcinoma inflamatorio de mama
- Carcinoma lobulillar «in situ».
- Enfermedad de Paget de la mama.
- Tumor filoide o cistosarcoma filoides.
- Cáncer de seno triple negativo.
En la siguiente presentación interactiva se analizan las principales características de los diferentes tipos de cáncer.
¿Cómo es el dolor en el cáncer de mama?
Antes de entrar de lleno en este tema, conviene dejar claros varios puntos:
- No siempre el dolor está presente en todos los tumores de mama, aunque bien es cierto, que suele ser frecuente.
- Por otra parte, no siempre que aparezca dolor en la mama, hay que pensar que se trata de un proceso canceroso: hay otras muchas causas, unas fisiológicas (es decir que forman parte del normal funcionamiento del organismo) y otras patológicas (obedecen a alguna alteración, pero no tiene que ser obligatoriamente un cáncer.)
Centrando el tema, en lo que sería un tumor de mama, el dolor es uno de los síntomas más comunes, pudiendo ser crónico o agudo, con posibilidad de que aparezca en cualquier momento de la enfermedad (diagnóstico, tratamiento, remisión o recaída). Como ya se ha comentado, en el cáncer de mama inflamatorio, uno de los síntomas que tienden a aparecer inicialmente es el dolor o la sensibilidad; este tipo de cáncer suele crecer rápidamente provocando enrojecimiento y hoyuelos en la piel que recubre la mama. Por otra parte, en presencia de metástasis, el dolor debido al cáncer suele suele ser bastante común; en función de la zona por la que se haya diseminado el cáncer, el dolor aparecerá en una zona u otra.
- Si el cáncer en su diseminación afecta al cerebro, puede provocar dolor de cabeza.
- Si en ese proceso de diseminación, resultan afectados los huesos, es posible que aparezca dolor de espalda, caderas o de otros huesos.
- Si se extiende al hígado, puede aparecer dolor en la parte superior derecha del abdomen.
¿Qué otros síntomas aparecen en el cáncer de mama?
En principio, como en cualquier persona los síntomas varían de unas personas a otras y algunas incluso no presentan signos o síntomas. Sin embargo, los síntomas más comunes, ante cuya presencia se debe consultar al médico son los siguientes:
- Bulto o engrosamiento en la mama, que se aprecia diferente al tejido que la rodea y generalmente no suele ser doloroso.
- Inversión reciente del pezón.
- Cambios físicos que tienen que ver con la forma, aspecto o tamaño, con posible irritación o hundimiento de la piel mamaria.
- Secreción de líquidos a través del pezón.
- Descamación, desprendimiento de la piel, formación de costras y pelado del área pigmentada que rodea al pezón.
- Enrojecimiento o pequeños orificio en la piel en la piel, que dan lugar a la denominada como «piel de naranja«.

¿Cómo saber si tengo cáncer de mama?
Básicamente, cualquier mujer pueden encontrarse en alguna de estas situaciones
- Ante la presencia de los síntomas antes comentados, esos ya son señales más que evidentes, de la necesidad de consultar con el especialista, sin demorar mucho el tema.
- Por otro lado, aquellas personas que tengan alguno de los factores de riesgos ya mencionados, a partir de una determinada edad, deben someterse a un programa de cribado de rutina (una mamografía que se realizada cada cierto tiempo en función de unos parámetros previamente establecidos).
- Autoexploración mamaria que debe realizarse de 3 a 5 días después del comienzo de la menstruación.
Si se aprecia un bulto o cualquier otro signo indicativo de un posible cáncer, el paso siguiente es poner en marcha todo el protocolo para confirmar el alcance de esa «formación sospechosa«.
Una vez que ya se tiene la sospecha de que existe un cáncer de mama, hay que proceder a realizar diferentes pruebas que confirmen o descarten la existencia de una formación cancerosa o de otro tipo. En la siguiente presentación interactiva, se describe cómo se realiza ese proceso diagnóstico
¿Cuándo comienza el cáncer de mama?
El cáncer de mama es una enfermedad de la glándula mamaria que ocurre, cuando una de las células comienza a crecer de forma anómala y descontrolada
; el resultado es la formación de un tumor, como ya se ha indicado inicialmente.
Su detección puede tener lugar bien por aparición de alguno de los síntomas ya señalados, por autoexploración o en un cribado de rutina.
¿Cuántos estadios existen en el cáncer de mama?
De cara a elegir la opción terapéutica más idónea, es necesario saber en qué «fase de desarrollo» se encuentra dicho tumor. Para ello se necesita conocer la siguiente información:
- El tamaño del tumor primario (bajo esta denominación de tumor primario se hace referencia al tumor original o primero que surge en el cuerpo).
- Si se ha diseminado o no a través de los ganglios linfáticos, y más concretamente a dónde y cuántos.
- Si existe metástasis, lo que implica que el tumor haya alcanzado otras partes del cuerpo, siendo necesario conocer también hasta dónde ha llegado y en qué medida se extendido.
En la imagen siguiente se muestra cuál es el proceso que permite pasar desde un tumor primario hasta una metástasis.
Así pues, para conocer cómo es ese cáncer, o lo que es lo mismo, el estadio, en el que se encuentra un cáncer se utiliza el sistema TNM, donde:
- T , se refiere al tamaño del Tumor y a sí el cáncer se ha propagado a tejidos y órganos cercanos.
- N, describe en qué medida se ha extendido el cáncer a los Nódulos o ganglios linfáticos cercanos.
- M, muestra si el cáncer se ha extendido (Metástasis) a otros órganos del cuerpo.
Las letras o los números que aparecen después de la T, N y M indican más detalles acerca de cada uno de estos factores. Para presentar de manera más clara esta información, las descripciones del TNM pueden agruparse en un grupo más sencillo de etapas o estadios, que van desde el estadio cero hasta el estadio cuatro.
El estadio 0 se correspondería con la forma menos grave de cáncer de mama y el estadio IV indicaría la existencia de metástasis.
Clasificación inmunohistoquímica del cáncer de mama
Los avances a nivel biotecnológico, que permiten detectar proteínas y otras estructuras muy concretas, que puedan estar dañadas o ausentes en determinadas patologías, y ser la causa de las mismas, han supuesto un considerable avance. Estos avances han permitido desarrollar medicamentos biotecnológicos, los cuales se caracterizan por su mayor especificidad en cuanto a su mecanismo de acción, y también por un menor número de efectos secundarios comparados con los fármacos químicos tradicionales.
Los procesos cancerosos, y entre ellos, el cáncer de mama, se han visto beneficiados con el desarrollo de estos nuevos compuestos.
Ahora bien, para poder utilizar este tipo de fármacos, se necesita tener una mayor información acerca del tumor que tiene la paciente en concreto, pues no todos los tumores mamarios responden a los mismos tratamientos, ni tampoco se comportan igual.
Así que una vez que se tiene identificado el cáncer y se sabe en qué fase de desarrollo está, hay que hacer una serie de pruebas de tipo inmunológico (lo que técnicamente se conoce como determinación de biomarcadores), que para el cáncer de mama, permiten saber, si el cáncer puede incluirse en alguno de estos apartados:
- Cáncer de mama HER2- con receptores hormonales positivos.
- Cáncer de mama HER2+ con receptores hormonales positivos o negativos.
- Cáncer de mama triple negativo.
Esta clasificación informa sobre la terapia más apropiada, la agresividad y el pronóstico del tumor en cuestión.
¿Qué probabilidades hay de curar el cáncer de mama?
Responder a esta pregunta no es fácil en absoluto, aunque sí sabemos, que en la medida en el diagnóstico se realice en las fases más tempranas posible y conociendo también las características inmunohistoquímicas del tumor, esto permite:
- Evitar pérdidas de tiempo instaurando tratamientos cuya eficacia puede ser dudosa para ese tumor.
- Optar por una terapia más adecuada y certera, basándose en las características del tumor y en los fármacos biotecnológicos.
- Conocer la mayor o menor agresividad, así como capacidad de recidiva del tipo de cáncer de mama en cuestión.
- Beneficiarse de diferentes avances que se vayan produciendo en relación con esta patología.
Opciones terapéuticas
En la siguiente presentación interactiva se describen las diferentes opciones de tratamiento que existen frente al cáncer de mama.
Supervivencia
Hablar de supervivencia en el contexto de una enfermedad cancerosa, sea esta del tipo que sea, podría decirse que es «como ver la luz al final del túnel», pues la inmensa mayoría de los pacientes y la sociedad en su conjunto, asocian cáncer y muerte, con un binomio, aparentemente irrompible. Afortunadamente la situación va cambiando, y ese cambio es para mejor.
En el caso particular del cáncer de mama, la investigación se asocia a una mayor supervivencia, con mejor calidad de vida. De hecho 9 de cada 10 mujeres diagnosticadas en España, sobreviven a los 5 años.
Investigación en cáncer de mama
Analizando las causas que han provocado este cambio en la incidencia y mortalidad del cáncer de mama en los últimos años, se ha visto que ha habido 3 importantes factores implicados:
- Detección temprana.
- Empleo regular de terapias adyuvantes.
- Alteración de los factores de riesgo.
En este sentido un mayor conocimiento del cáncer, es básico para poder establecer un pronóstico, que desgraciadamente, no siempre será favorable para todas las afectadas.
Actualmente, el 90% de las mujeres diagnosticadas de cáncer de mama sobrevive a los cinco años, frente al 70% de los años 80.
¿Qué es el cáncer de mama metastásico?
El cáncer de mama metastásico es aquel que se ha propagado fuera de la mama, habiendo llegado a otras partes del cuerpo. Este cáncer también se conoce como cáncer en estadio o etapa IV.
El cáncer de mama suele extenderse a los siguientes órganos:
- Huesos.
- Hígado.
- Pulmón.
- Cerebro.
Este tipo de cáncer es más frecuentemente diagnosticado después de “superar” un cáncer de mama en un estadio más temprano, aunque también hay primeros diagnósticos en los que el tumor ya se ha diseminado. Se denominan “cáncer metastásico de novo”.
Aproximadamente entre un 5% y un 6% de los casos de cáncer de mama que se diagnostican, se encuentran ya en fase de metástasis. Antes de seguir profundizando en este tema, conviene distinguir entre lo que se denominan factores pronósticos y factores predictivos.
- Los factores pronósticos hacen referencia a cualquier medida disponible en el momento de la cirugía o del diagnóstico, que se correlaciona con la evolución de la enfermedad en ausencia de tratamiento adyuvante sistémico. Estos factores seleccionan a aquellas pacientes que pueden beneficiarse de un tratamiento adyuvante.
- Los factores predictivos aluden a cualquier medida que predice la respuesta a un tratamiento específico. Permiten identificar el mejor tratamiento para una paciente concreta.
Son importantes factores la edad de la paciente y el estado menopausico, pero además hay otros tales como:
- tamaño tumor
- afectación de los ganglios axilares
- grado de diferenciación celular
- expresión de receptores hormonales
- expresión de HER2
- subtipo de cáncer de mama
La presencia de dolor óseo, dolor abdominal o anorexia, entre otros síntomas, en personas con un diagnóstico y tratamiento previo de cáncer de mama, debe hacer pensar en una posible enfermedad metastásica. La mayoría de los cánceres de mama que han desarrollado metástasis se tratan con terapia sistémica que incluye: terapia hormonal, quimioterapia, medicamentos de terapia dirigida e inmunoterapia, fundamentalmente.
Actualmente, las claves del cáncer de mama metastásico son frenar su progresión durante el máximo tiempo posible y conseguir la mejor calidad de vida posible para la paciente. Es obvio, que aquí la investigación juega un papel decisivo.
A día de hoy, hay pacientes que son largas supervivientes de este tipo de cáncer, que trabajan, que tienen pocos efectos secundarios con los tratamientos que reciben, lo que les permite llevar una vida más o menos normal”. En cualquier caso, nunca debe olvidarse la importancia que tienen los tratamientos paliativos, los cuales no deben instaurarse necesariamente en los días previos al fallecimiento, si no que de acuerdo con la enferma y la familia, deben ir cobrando mayor importancia en la medida en que el tratamiento curativo va dejando de tener eficacia. En el caso de la enfermedad metastásica, es fundamental el apoyo emocional a la paciente tanto de la familia como de los psicólogos que hoy en día hay trabajan en las unidades de oncología de la gran mayoría de hospitales,
¿Cómo prevenir el cáncer de mama?
Estudios recientes han demostrado que el el riesgo de padecer cáncer de mama se puede reducir realizando ejercicio físico de forma regular (al menos 4 horas a la semana), evitando el sobrepeso y la obesidad tras la menopausia, así como el consumo regular de alcohol. Además, se ha podido demostrar mediante estudios epidemiológicos, que el uso de tratamientos hormonales sustitutivos durante la menopausia se asocia a un incremento del riesgo de padecer cáncer de mama. El descenso de número de mujeres que reciben este tipo de tratamientos sustitutivos ha coincidido con un descenso proporcional en el número de casos nuevos de cáncer de mama. Por tanto: Evite el tratamiento hormonal sustitutivo tras la menopausia.
Asociación española contra el cáncer
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