Nuevo artículo en el que se aborda el tema del etiquetado de los alimentos. ¿Por qué este tema? Sencillo: fue uno de los temas que tú y otros que me seguís habitualmente, me pedisteis que tocase en un directo de Instagram. Como siempre, un artículo aporta más información que un directo, y además, perdura en el tiempo; por lo tanto aquí lo tienes. Entiendo perfectamente que cualquier consumidor o incluso un profesional de la salud no muy familiarizado con este tema, si va al supermercado a hacer la compra y encuentra por ejemplo 4 marcas de un mismo alimento, tenga serias dudas a la hora de decantarse por una.
Si para colmo, alguno de los miembros de la familia tiene una alteración digestiva, aún sin catalogar como alergia o intolerancia alimentaria, la situación adquiere un pelín más de complejidad. En el caso de alimentos muy de moda, como los sin lactosa o los sin gluten (ambos compuestos parecen ser los nuevos Jinetes del Apocalipsis), cuyo precio es más caro, surge la duda de qué hacer. Si leíste en su momento, mi artículo dedicado a la celiaquía y a la sensibilidad al gluten no celíaca, los alimentos sin gluten únicamente están indicados en este colectivo; el resto de la población puede consumir productos con gluten sin ningún problema.
Si seguimos, nos encontramos con aquellas otras personas obsesionadas por una alimentación natural, capaces de llegar a un trastorno del comportamiento alimentario, la ortorexia. Para completar aun más esta situación, ya de por sí compleja, no hay que olvidar a la industria alimentaria con sus campañas de marketing favoreciendo los productos “naturales” o los productos “superprocesadísimos”. Resultado final, si quien va a hacer la compra no sale de casa con una lista de lo que necesita y tiene una mínima formación de cómo interpretar lo que dice el etiquetado del alimento, el caos está servido. De ahí la necesidad de saber cómo leer y cómo interpretar la etiqueta de los alimentos. Así que, una vez justificada ya la necesidad de comprender este tema, entramos “en harina”.
¿Qué es el etiquetado de los alimentos?
El etiquetado de los alimentos es el principal medio de comunicación entre los productores de dichos alimentos y los consumidores.
En principio, dicho etiquetado constituye una de las fuentes de información más objetivas para conocer las características del alimento que se va a consumir o que se va a comprar. Para evitar sucumbir a los intereses de la industria alimentaria, existe una regulación que indica la información mínima que debe aparecer. Dicha regulación legal puede cambiar para hacerla más completa, cada cierto tiempo.
Y es que si tú vas a cualquier supermercado, coges 2 productos similares, pero no tienes ni idea de cómo interpretar la etiqueta, por mucho que leas y mires, probablemente te quedes igual. Lo importante aquí no es la información que aparece en letras grandes y con colores llamativos, no ¡qué va!
Lo que realmente hay que leer y entender es la letra pequeña, ¡cómo en tantas otras operaciones que se realizan, aunque sólo sea una vez en la vida! Pues bien, para entender esa letra pequeña se necesita una formación mínima, que te permita distinguir entre “ovejas churras” y “ovejas merinas”, si me permites la comparación, un pelín burda, pero necesaria para el caso en cuestión.
Normas de etiquetado en España
Para conocer la normativa sobre este tema, mi consejo es que visites la web AECOSAN (Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición), un organismo oficial encuadrado en la estructura del Ministerio de Sanidad. Pero como de lo que se trata es de simplificar el abigarrado lenguaje de los textos oficiales, vamos a intentar que la información ofrecida en este artículo sea clara y entendible (si me lees habitualmente, sabes que siempre intento aportar información fiable y comprensible a la vez). La normativa por la que se rige el tema del etiquetado es el Reglamento (UE) nº 1169/2011.
En el etiquetado, hay algunas menciones que son obligatorias.
En la siguiente presentación interactiva, se aborda este punto, intentado que sea lo más fácil de entender.
Información que se debe mirar en las etiquetas de los alimentos
En el apartado anterior, se señala la información que han de llevar los alimentos puestos en el mercado. Evidentemente, hay mucha información, pero lo más importante es saber cómo interpretarla para elegir el producto más idóneo. En el siguiente esquema se indica para qué es necesario leer la etiqueta de los alimentos.
Listado de alérgenos
Hay personas que son sensibles a distintos alimentos; para ellas, consumir alguno de estos alimentos se asocia a diferentes efectos adversos más o menos graves. Para evitar estos problemas, es fundamental indicar si están presentes los compuestos causantes de alergias e intolerancias. En la siguiente presentación, se incluye el listado de alérgenos.- La fecha de consumo preferente (o duración mínima) se refiere al tiempo durante el cual, el producto mantiene intactas sus propiedades organolépticas (textura, sabor, consistencia,…); un alimento pasada esa fecha puede sufrir cambios que afecten a su consistencia, a su color, a su textura,…, incluso a su sabor, pero si el alimento se consume, no hay ningún riesgo para la salud.
Punto clave: pasada la fecha de consumo preferente, el alimento es comestible; no hay por qué tirarlo.
- La fecha de caducidad establece el momento a partir del cual, el alimento no debe consumirse, ya que implica un riesgo para la salud; esta fecha se aplica a alimentos muy perecederos desde la perspectiva microbiológica (en definitiva, alimentos con un alto riesgo de provocar una infección gastrointestinal, que según se encuentre el sistema inmune de quién lo consuma, puede tener unas consecuencias más o menos severas).
El hecho de no distinguir entre ambos conceptos, puede hacer y de hecho hace, que se tiren a la basura gran cantidad de alimentos, que pueden ser consumidos sin ningún problema. Por el contrario, la fecha de consumo preferente se usa en alimentos que contienen poca agua (aceite, cereales, legumbres), alimentos deshidratados (purés, sopas), esterilizados (latas, cajas de leche) y huevos. Esta fecha es “válida” siempre que el alimento se conserve en las condiciones indicadas por el fabricante. Más información en el siguiente vídeo:

Etiquetado nutricional
Al analizar la información nutricional hay que distinguir entre tabla nutricional e ingredientes. En teoría ambos deben situarse de modo que se vean a un solo golpe de vista. A partir de este gráfico, será más fácil entender este punto:

En la tabla nutricional se incluye (como información mínima), la siguiente:
- Valor energético: expresado en 100 gramos o 100 ml (a veces puede ponerse por porción, aunque la cantidad entendida por porción la marca la industria a su gusto); viene expresado en kilojulios y kilocalorías, aunque usualmente sólo se miran las calorías.
- Las grasas totales, que se expresan en gramos, y dentro de ellas se mencionan las grasas saturadas; no se hace alusión a las grasas trans igual de dañinas que las primeras. Esto es lo que marca la normativa española.
- Los hidratos de carbono totales, expresados igualmente en gramos; dentro de ellos hay que mencionar los azúcares (expresados también en gramos). Este punto se verá más adelante para mayor claridad.
- Las proteínas totales, también expresadas en gramos, aunque sin especificar el tipo de proteína.
- La sal expresada igualmente en gramos; se sobreentiende que sal equivale a sodio.

Hasta aquí la información mínima; otra información extra que puede incluir la tabla incluye:
- Minerales.
- Vitaminas.
- Fibra.
- Almidones o polialcoholes.
La lista de ingredientes incluye todas las sustancias o productos que se utilizan en la fabricación del alimento y que aparecen en el producto final. El orden en el que aparecen dichos ingredientes en la lista es fundamental, pues se muestran de mayor a menor cantidad; los ingredientes cuya presencia en el alimento sea menor del 2%, pueden ponerse en el orden que el fabricante quiera. Esta lista da una idea bastante certera acerca de la calidad del alimento en cuestión.

Dicha lista no es obligatoria en aquellos productos con un solo ingrediente:
- Frutas, hortalizas y patatas sin manipular.
- Vinagres de fermentación sin otros ingredientes añadidos.
- Queso, mantequilla, leche y nata fermentada sin ingredientes añadidos en el proceso.
- Bebidas que contengan más de 1,2% en volumen de alcohol.
Como complemento a lo que acabas de leer (se supone que lo has leído), te dejo 2 contenidos multimedia a los que te recomiendo echar un vistazo.

Volviendo a un punto que intencionadamente hemos dejado a medias para verlo ahora con mayor amplitud, nos vamos otra vez a la tabla nutricional, y concretamente a los hidratos de carbono totales, y dentro de ellos a los azúcares.Para explicar este punto, te dejo la siguiente presentación interactiva, donde creo que se verá mejor la diferencia.
Etiquetado frente a envase
Al analizar un alimento para conocer sus características, hay que tener en cuenta una diferencia fundamental:
“No hay que confundir el etiquetado con el envase”.
¿Por qué? Por una razón muy sencilla. La etiqueta ha de atenerse a la normativa que regula la información que han de facilitar; aquí no prima la fantasía del marketing. Pero, en líneas generales, la etiqueta dice la verdad respecto al alimento o producto en cuestión; ya que un etiquetado falso implica la retirada del mercado del dichoso alimento, con toda la parafernalia burocrática y jurídica que esto conlleva. Por lo tanto, en lo referente al etiquetado, a pesar de su diminuta letra, será preciso seguir leyéndola (al final da igual que compres un coche o una lata de conservas, ¡lee la letra pequeña!).
En lo que respecta al envase, ya la situación es otra bien distinta. Aquí, interesa el marketing: la letra grande, las fotos fabulosas, los colores llamativos,…, “un conjunto que llame la atención”, y para ello cuanto más colorido y grande sea todo, mejor; e incluso si el envase es “chic”, pues también, ¿por qué no?
Se busca algo que entre por el ojo del posible consumidor, remarcándole aspectos que sean de interés para éste y ocultando otros puntos que no sean del agrado de quién lo va a comprar.
En definitiva, podría decirse que respecto al envase, el comprador asiste a la “ceremonia de la confusión” sin ser consciente de ello, y sin que esto pueda tener connotaciones legales negativas para el fabricante.
El ejemplo más llamativo, a la vez que dramático de lo que puede suponer el marketing en el envase de un alimento, tiene lugar en los productos alimenticios destinados al público infantil: “Publicidad infantil y código PAOS”. A continuación puedes ver una presentación conteniendo 2 vídeos que recalcan claramente cómo usa la industria alimentaria, el envasado para desarrollar sus potentes campañas de marketing.
Etiquetas de alimentos saludables
En este boom que nos rodea, donde todo el mundo se preocupa por ingerir alimentos saludables, ya has visto las enormes posibilidades de confundirse a la hora de elegir un alimento frente a otro, por considerarlo más sano. En este contexto, y en un intento de ir un paso más allá, la industria plantea alegaciones, que básicamente pueden ser nutricionales y de salud. Es una obviedad (ya salió) que tales alegaciones están sometidas a una regulación por parte de las correspondientes autoridades. En primer lugar, hay que definir lo que son las alegaciones nutricionales y las alegaciones de salud.- Alegaciones nutricionales.
- Contiene hierro.

- Alegaciones de salud.
- Relativas a la reducción del riesgo de enfermedad: 14 autorizadas.
Si el fabricante quiere incluir nuevas alegaciones de propiedades saludables, tiene que presentar estudios científicos avalados por expertos, así como toda la información adicional que confirme la propiedad en cuestión.Analizada toda esa documentación por parte de la autoridad correspondiente, el organismo público oportuno aprueba o no, tal propiedad. Bien, pues espero que tras leer este artículo, te hayas convencido de la importancia de fijarte y comprender la etiqueta de los alimentos. Respecto a ti, que me lees habitualmente, ya sabes: si te ha gustado, comparte en las redes sociales y deja tu comentario.