La incontinencia fecal, es uno de los cuadros que sin ser graves, conllevan una pérdida de autoestima y un enorme sufrimiento para quien lo padece. Algo similar a lo que ocurre con la disfunción eréctil. Otros cuadros patológicos, por el contrario, pueden suponer una amenaza para la salud considerablemente más severa, pero el afectado no sufre esa carga y ese estigma que acompaña a todas aquellas enfermedades que tienen que ver con la eliminación de los desechos del organismo (la colostomía, por ejemplo), o con la esfera sexual. Un ejemplo de esas severas alteraciones que suponen una seria agresión para la salud, pero que no conllevan esa carga vergonzante, sería la enfermedad renal, detectada por una simple analítica al encontrar la creatinina elevada. Por otra parte, todas aquellas alteraciones ante las cuales el pronóstico suele ser poco halagüeño, como ocurre con el cáncer o frente a las que el afectado no busca ayuda, muchas veces por vergüenza, son el prototipo de problema de salud utilizado por las pseudociencias para hacer su “agosto”.
Y como ya hemos comentado en relación con enfermedades de diverso tipo, que por causas diferentes se suelen silenciar (desde trastornos mentales, pasando por alteraciones del desarrollo neurológico o incluso, cuadros de difícil diagnóstico como la fibromialgia), la mejor forma de romper ese silencio, esa vergüenza y el ocultamiento consiguiente, es con información. Pero no la típica información que el doctor Google nos suele ofrecer con todos sus bulos y medidas verdades o completas mentiras, sino información de calidad, procedente de webs fiables respaldadas por profesionales de la salud o asociaciones científicas.
La información verídica y contrastada, es la mejor opción para que el afectado y la sociedad en general, conozcan esa enfermedad en particular, y también por qué no decirlo, para que todos seamos conscientes de que esas patologías que tanto rechazo nos provocan, hoy las tiene el vecino, pero mañana podemos padecerlas nosotros. En mi propia web, dispongo de un servicio de consejo farmacéutico personalizado, a través del cual puedo ayudarte a solventar dudas que tengan que ver con tu salud. Una vez recalcado que ninguno estamos exentos de padecer ninguna enfermedad por rara, estigmatizante o penosa que sea, ya ha llegado la hora de “entrar en harina” y aclarar la problemática que rodea a la incontinencia anal.
¿Qué es la incontinencia fecal?
La incontinencia fecal también se conoce como incontinencia anal, incontinencia intestinal o encopresis. Aunque no hay una definición que sea aceptada universalmente, la más reciente y la que goza de mayor consenso, es la siguiente:
“La incontinencia fecal es el paso recurrente e incontrolado de materia fecal (sólida o líquida) en individuos mayores de 4 años durante los últimos 3 meses”.
Este trastorno conlleva problemas físicos y psicológicos que pueden causar rechazo social, aislamiento y alteraciones importantes en la calidad de vida de la persona que lo sufre. Desde el punto de vista de la sintomatología que se produce, se distingue entre:
- Incontinencia pasiva, consistente en el paso involuntario de materia fecal o gas, sin que el afectado se dé cuenta.
- Urge incontinencia, que implica el paso de materia fecal a pesar de un esfuerzo activo para tratar de retener las deposiciones.
- Ensuciamiento anal, que consiste en la pérdida de pequeñas cantidades de deposiciones sin darse cuenta, seguido posteriormente de una evacuación de consistencia normal.
En el siguiente vídeo se analiza la trascendencia de este problema para quien lo padece, destacando una idea fundamental:

¿A quién afecta la incontinencia anal?
En el pasado, y todavía en la actualidad, muchos pacientes sufren la incontinencia anal en silencio, no consultando a ningún profesional sanitario por pudor. Por este motivo, es difícil determinar cuál es la verdadera frecuencia de la incontinencia anal en la población. Se habla de valores que oscilan entre un 2 y un 15% en población general; estas cifras se incrementan en mayores de 65 años, en pacientes institucionalizados y en determinadas patologías como espina bífida, esclerosis múltiple, diabetes mellitus y síndrome del intestino irritable.De hecho, en el colectivo anciano, la presencia de incontinencia fecal suele ser uno de los motivos por los que la persona anciana es ingresada en una residencia. En este grupo poblacional, los últimos estudios indican que afecta al 20% de la población mayor de 65 años.
En las personas jóvenes, la incontinencia anal es más frecuente en mujeres (iniciándose después del parto) que en varones, pero esta diferencia se minimiza con la edad, y a partir de los 70 años ya no existen diferencias entre uno y otro sexo. Un punto importante que conviene recordar es que la asociación de incontinencia anal con incontinencia urinaria es bastante frecuente, siendo unas 12 veces más común que la incontinencia anal aislada; esto es debido a la presencia de factores favorecedores comunes, como inmovilidad, deterioro cognitivo,lesiones neurológicas periféricas, o estreñimiento crónico.
¿Por qué se produce la incontinencia fecal?
Antes de entrar a explicar las causas capaces de generar una incontinencia anal, es conveniente tener claro cómo funciona el proceso de la defecación. En la siguiente infografía se describe este proceso.
- Diarrea, cuyo origen puede ser el síndrome del intestino irritable, la extirpación de la vesícula biliar o síndromes que cursan con una menor absorción, como ocurre en el síndrome del intestino corto.
- Enfermedades que afectan al sistema nervioso central, las cuales incluyen demencias, tumores cerebrales, lesiones medulares o esclerosis múltiple, como causa última de incontinencia.
- Enfermedad inflamatoria intestinal, la cual puede deberse a colitis ulcerosa, enfermedad de Crohn o colitis por radiación.
- Enfermedades congénitas, donde se incluyen malformaciones anorrectales o la espina bífida, entre otras.
- Alteraciones a nivel del colon: impactación fecal, cirugías como la resección rectal que se hace para extirpar un cáncer colorrectal en sus etapas iniciales, prolapso rectal,…

- Neuropatías, consistentes en la afectación de los nervios que controlan esa zona abdominal; dichas neuropatías pueden deberse a su vez a causas diversas como una diabetes o una lesión obstétrica (nombre técnico que reciben las lesiones que se producen durante el parto).
- Lesiones a nivel de los esfínteres anales, los cuales pueden obedecer a motivos diversos, que básicamente pueden agruparse en 3 apartados:
- Daños obstétricos por desgarros, partos prolongados, niños de elevado peso, empleo de fórceps,…
- Daños quirúrgicos debidos a problemas que surgen en cirugías para eliminar fístulas, hemorroides,…
- Daños traumáticos o accidentales, como accidentes de tráfico valga la redundancia, empalamiento (es el denominación técnica que reciben las heridas que se producen de forma accidental, cuando un objeto atraviesa el cuerpo de una persona),…
- Edad.
Ahora bien, en modo alguno se debe considerar este problema como algo inevitablemente unido a la edad y sin solución.Como ya hemos comentado, es más frecuente en personas ancianas y su presencia suele suponer el ingreso del afectado en una residencia.
- Sexo.
- Daños en las estructuras nerviosas.
- Demencia.
- Discapacidad física.
¿Qué síntomas y qué consecuencias conlleva la incontinencia fecal?
La incontinencia fecal puede manifestarse acompañada de otros problemas intestinales, tales como:- Gases e hinchazón.
- Diarrea.
- Estreñimiento.
- Consecuencias dermatológicas, que tienen que ver con la irritación de la piel que rodea al ano, la cual suele manifestarse como picor y dolor, e incluso potenciales úlceras o inflamaciones, que lógicamente requieren ayuda médica para evitar males mayores.
- Consecuencias emocionales, que se traducen en una importante pérdida de autoestima y en un progresivo aislamiento del afectado, quien intenta evitar reuniones sociales en las que pueda ponerse de manifiesto el problema.
¿Cómo se diagnostica la incontinencia fecal?
En general, la incontinencia fecal merma la calidad de vida de quien la padece, pero esta afectación no incide por igual en la vida de cada persona. Es por ello que siempre habrá de hacerse valoración individualizada de cada caso. Existen diferentes escalas que permiten valorar la severidad de la incontinencia, lo cual es especialmente útil para determinar la eficacia de un tratamiento. En líneas generales, el diagnóstico se basa en:- Historia clínica.
- Exploración física, la cual incluye inspección del ano, tacto rectal y primera evaluación de la fuerza de los esfínteres anales.

-
- Ecografía endoanal, la cual permite detectar el estado de los esfínteres anales, usando una sonda de ultrasonidos que se introduce por el ano.
- Manometría anorrectal, con la que se determina la presión de los esfínteres anales, y de esta forma la fuerza de estos y su sensibilidad para detectar la llegada de materia fecal.
- Estudio neurológico del territorio del nervio pudendo, el cual es el que controla el funcionamiento del territorio anal; se estudia así si dicho nervio funciona más o menos bien.
- Defecografía, prueba esta que resulta útil cuando la incontinencia fecal va asociada a un problema de estreñimiento previo. Es una prueba que permite evaluar el funcionamiento muscular, rectal e intestinal durante la defecación.
¿Cómo tratar la incontinencia anal?
Tapones u obturadores anales
Los estudios disponibles han mostrado resultados limitados e incompletos, planteándose estos como una opción complementaria de otros tratamientos; difíciles de tolerara por algunos afectados.

No obstante, el tipo de tapón u obturador anal ha demostrado influir en unos resultados más o menos satisfactorios.
Tratamiento dietético
Al considerar el papel que juega la dieta en el contexto de la incontinencia intestinal, hay que considerar la causa que está detrás de la misma.
Hay casos en los que existe un estreñimiento crónico, que por esa persistencia en el tiempo, acaba por afectar al intestino.
Dicho esto, una de las figuras claves en este cuadro, es la del dietista, quien indicará cuál es la dieta más idónea para controlar un problema de incontinencia.
Para empezar, la alimentación debe basarse en una dieta saludable. En algunos casos la incontinencia está íntimamente ligada al estreñimiento o a los hemorroides, con lo cual una dieta rica en fibra puede resultar beneficiosa. Por otro lado, debe tenerse en cuenta que la fibra puede provocar gases y diarrea, por lo que no todos los alimentos ricos en fibra se consideran apropiados.
Es evidente de nuevo, la importancia que tiene la figura del dietista, así como el hecho de llevar un “registro diario de alimentos” para tener constancia de qué alimentos tolera el afectado y cuáles les provocan diarrea. Como norma, se aconseja evitar alimentos que estimulen o irriten la mucosa intestinal. Por lo tanto, alimentos a evitar:
- Café y otras bebidas o comidas que contengan cafeína.
- Bebidas alcohólicas.
- Té, chocolate y similares (la justificación es la misma que para el café).
- Alimentos que contengan edulcorantes artificiales, tipo sorbitol y otros del mismo estilo.
- Azúcares y alimentos ricos en ellos (galletas, caramelos, pasteles,…).
- Alimentos picantes.
- Vegetales especialmente flatulentos (brócoli, coles de bruselas, garbanzos, guisantes,…).
Si se comprobase la existencia de intolerancia a la lactosa, habría que controlar el consumo de leche y derivados ricos en dicha lactosa. Se aconseja evitar comidas copiosas y ricas en grasas, así como también comer y beber a la vez, puesto que los líquidos ayudan a facilitar el tránsito intestinal. Estos últimos deberían tomarse aproximadamente media hora antes de las comidas.
Medicación
En otros casos, el tratamiento de la incontinencia fecal se basa en el empleo de fármacos. Como ya se ha dicho anteriormente con respecto a la dieta, dependiendo de la causa de incontinencia, la medicación a utilizar incluirá laxantes o antidiarreicos.
Los estudios disponibles indican que los fármacos antidiarreicos han resultado de utilidad en pacientes con heces líquidas.
Biofeedback
Esta opción se basa en realizar diferentes ejercicios en la musculatura pélvica para rehabilitarla, y de este modo conseguir la continencia. Es una técnica que requiere, por un lado de un profesional entrenado para llevarla a cabo, y por otro, de un paciente motivado. Actualmente existen otras opciones de tratamiento que ofrecen mejores resultados, como la neuroestimulación sacra que se comenta a continuación.
Neuroestimulación sacra
La neuroestimulación sacra ha demostrado proporcionar importantes beneficios en casos de incontinencia anal.
Es un tratamiento mínimamente invasivo y reversible. Consiste en implantar un estimulador externo en la zona sacra (situada en la parte inferior de la columna vertebral), el cual genera impulsos eléctricos en las terminaciones nerviosas que controlan el funcionamiento de los esfínteres.
Cirugía
El paso por el quirófano para combatir una incontinencia fecal incluye varias opciones:
- Reconstrucción de los esfínteres, los cuales pueden haberse dañado por causas diversas (partos complicados, cirugía para eliminar una fístula,…).
- Reparación del suelo pélvico.
- Reemplazo del esfínter.
- Colostomía definitiva, la cual sería la última opción si fallan los tratamientos anteriores.
Indudablemente, empeorará y supondrá el aislamiento total del afectado.
Tú que me lees habitualmente, si te ha gustado el artículo y crees que puede ser de utilidad para otras personas, déjame un comentario y compártelo en tu redes.
4 comentarios en «INCONTINENCIA FECAL: UN PROBLEMA CON SOLUCIÓN»
Hola me han hecho colonoscopia pero no meacaban de solucionar el problema incontingencia va por temporadas.Epero q me de algun consejo. Muchas gracias.
Buenos días Antonio. Lamento la situación que me comenta; simplemente puedo decirle que la colonoscopia es simplemente una prueba exploratoria; hasta donde llegan mis conocimientos no permite solucionar una incontinencia.
Mi consejo es que visite a su médico o busque una segunda opinión, pues yo no soy experta en ese tema.
No lo deje estar y busque ayuda médica. Un saludo
Saludos, tengo un hijo de 14 años que padece de intestino neurogénico ya que nació con mielomeningocele. Por lo anterior padece de incontinencia fecal. Pregunta: ¿El obturador anal recoge las heces o solo es una barrera?
Gracias Jose Luis por su comentario.
Me temo que el obturador anal, es un método complementario a otros métodos como pueden ser modificaciones dietarias, tratamiento farmacológico, cirugías, neuroestimulación sacra, o cualquier otro método similar. El obturador en sí no recoge las heces; como usted dice es un método barrera, complementario a otros métodos.
En cualquier caso, consulte siempre con su médico o con el enfermero que se encargue de su hijo, pues dado el descenso en la calidad de vida que supone una incontinencia fecal, en general, tienden a salir nuevos tratamientos con cierta frecuencia.
Es probable que ellos puedan comunicarle, si hay alguna novedad que se adapte mejor a sus necesidades.
Un cordial saludo