Intolerancia a la lactosa, ¿alguna novedad?.
Desde siempre se ha bebido leche y no ha pasado nada. Pues sí, eso es cierto. Ahora bien, no es menos verdad, que cada día intentamos cuidarnos más, y nos preocupamos por temas tan dispares, como la conveniencia de hacer ejercicio, cómo evitar la calvicie. cómo sacar más partido al binomio gafas-lentes de contacto, cómo mejorar nuestras relaciones sociales, …Todo esto en sí está muy bien; es igualmente importante cuidar el cuerpo, que preocuparse por tener una buena salud mental.
El problema que se plantea es el de siempre:
- gran cantidad de información existente
- dificultad para distinguir entre fuentes fiables y fuentes con marcados intereses comerciales
Por eso, nunca está de más, desarrollar un espíritu crítico y conocer profesionales de referencia en un sector concreto; en este caso, el de la nutrición. Actualmente, la información está disponible en muchos formatos: papel, vídeos, audios, … e igualmente hay disponibles distintas fuentes tales como medios tradicionales, blogs y redes sociales, eventos de divulgación…
Sólo es cuestión de elegir el formato que más se adapte al estilo de cada cual, buscando, eso sí es fundamental, que la fuente emisora sea fiable. Dicho todo esto, ya va siendo hora de “entrar en harina” y aclarar qué es la intolerancia a la lactosa, que dicho sea de paso nada tiene que ver con creencias, ideologías u otras preferencias de la población.
¿Qué es la intolerancia a la lactosa?
La intolerancia a la lactosa es la incapacidad para digerir la lactosa, que es el azúcar o hidrato de carbono presente en la leche y en sus derivados.
Una persona que tenga este problema, cuando toma leche o cualquier alimento que la contenga, va a sufrir diferentes molestias o problemas digestivos. Al hablar de “problemas digestivos” asociados al consumo de determinados alimentos, hay que distinguir claramente entre intolerancias y alergias alimentarias.
Más allá de las molestias que puedan producirse a nivel intestinal, la gravedad de un cuadro y otro es completamente diferente. Las alergias alimentarias suponen un grave riesgo para quien las sufre; la situación es tan “peliaguda” que aquellos alimentos que están más frecuentemente implicados en dichos procesos alérgicos, deben indicarlo en su etiquetado.
Un ejemplo de alergia alimentaria bastante conocida sería la celiaquía. Posteriormente explicaremos qué es la lactosa. Ahora bien, dicho esto, hay que aclarar un punto muy importante. Y es que no toda la persona a la que no le sienta bien la leche, tiene intolerancia a la lactosa. A algunos individuos no les sienta bien la leche, pero no tienen ningún problema con la lactosa; su problema es debido a una alergia a la proteína de la leche.
El segundo caso es muy similar a lo que les ocurre a quienes presentan celiaquía, cuyo problema es debido a que tienen una alergia al gluten. El problema de la alergia a la proteína de la leche es tan complejo, que requeriría un artículo entero para explicarlo. Por lo tanto, no profundizamos más en ese tema. Antes de seguir ahondando más en el problema de la intolerancia a la lactosa, conviene señalar algo que parece lógico, pero “por si las moscas”, lo aclararemos.
Cuando hay intolerancia a la lactosa, el cuadro va a aparecer tanto si el alimento que contiene esa lactosa es un alimento natural, como si es un alimento procesado industrialmente.
Otra cuestión que también conviene aclarar es que la lactosa no sólo está presente en los alimentos. Hay medicamentos que contienen lactosa como excipiente. Tienes más información sobre este tema en el artículo Intolerancia a la lactosa ¿Qué pasa con los medicamentos?.
Un punto fundamental sobre el que no deben quedar dudas, es el siguiente: En cualquier proceso de alergia a un alimento está implicado el sistema inmune; por el contrario, en cualquier intolerancia, el implicado es el aparato digestivo. Este hecho es aplicable a cualquier alergia y a cualquier intolerancia alimentaria, respectivamente.
¿Qué causa la intolerancia a la lactosa?
Una vez explicado en qué consiste la intolerancia a la lactosa, el siguiente paso es explicar qué es dicho compuesto.¿Qué es la lactosa?
La LACTOSA es un carbohidrato sencillo presente en la leche.
En la siguiente presentación, hay una explicación muy sencilla acerca de la estructura de los hidratos de carbono y sus implicaciones.
Dicha lactosa está presente en todas las leches de mamíferos: cabra, burra, yegua, camello, ballena, oveja, reno, alce, búfalo y alpaca.Por supuesto, la especie humana también se incluye entre estos mamíferos productores de leche para sus crías. Una puntualización fundamental: todo lo comentado en este artículo hace referencia exclusivamente a la leche de procedencia animal, que por otra parte, es la única leche que existe. Este alimento contiene:
- Hidratos de carbono, principalmente lactosa.
- Proteínas, entre las que destaca la caseína.
- Lípidos, fundamentalmente triglicéridos.
- Vitaminas, tanto hidrosolubles, como liposolubles (vitaminas A, B, D y E).
- Minerales, entre los que destaca por su importancia, el calcio.
- Agua
En condiciones normales, cuando no hay ningún problema con esta enzima, la lactosa que llega al intestino delgado, sufre la acción de dicha enzima presente en este tramo del intestino, y como consecuencia se rompe, generando 2 compuestos más simples estructuralmente:
- Glucosa.
- Galactosa.
Tanto la una como la otra, son más pequeñas que la lactosa y se absorben en el intestino, pasando seguidamente a la sangre.
- La glucosa es la principal fuente de energía del organismo.
- La galactosa interviene en procesos que tienen que ver con el funcionamiento del sistema nervioso y del sistema inmune.

¿Cómo se produce la intolerancia a la lactosa?
Cuando no hay suficiente cantidad de lactasa, la lactosa que llega al intestino delgado no se digiere, con lo cual no se absorbe y no pasa a la sangre para poder ser utilizada por el cuerpo humano.
Esa lactosa no digerida sigue estando en el aparato digestivo, concretamente continúa su tránsito a lo largo del mismo y llega finalmente al intestino grueso
La microflora existente en este tramo del intestino (intestino grueso) fermenta la lactosa, lo que da lugar a:
- Formación de gases, traducido en hinchazón abdominal.
- Efecto osmótico, que es el nombre técnico que recibe el arrastre de agua que llega a la luz intestinal, generando diarrea.
- Posible aversión a la leche, debido a que no se puede digerir la lactosa.
En la siguiente infografía se describe gráficamente cómo tiene lugar la intolerancia a la lactosa.
¿Por qué se produce la intolerancia a la lactosa?
Más allá de las polémicas surgidas con relación a la leche y sus derivados durante los últimos años, las cuales han pasado de considerar la leche un alimento imprescindible a cualquier edad, a convertirla en un producto totalmente desaconsejado, la realidad es bien distinta. Hay personas que toman leche o productos que la contienen, y no experimentan ningún problema. Otras, por el contrario, sufren diferentes molestias digestivas, que en unos casos tienen que ver con la cantidad de leche que se ha tomado, y en otros, con el derivado lácteo consumido.Ante este problema, es inevitable preguntarse, por qué más allá de las preferencias culinarias, la leche a unos les sienta bien, y a otros fatal.El origen de este problema hay que buscarlo en la digestión de la lactosa, concretamente, está ligado a la lactasa, que es la enzima responsable de su digestión. A continuación veremos la posible explicación que la ciencia da a este problema. Para comprender mejor esta situación, conviene revisar la importancia que tiene la leche en la alimentación del hombre.
La leche en la dieta del ser humano
Los mamíferos sólo consumen leche durante el período de lactancia; pasado este tiempo, las crías empiezan a seguir la alimentación propia de los animales adultos.Este planteamiento olvida un hecho fundamental en la evolución del ser humano.Y es que el hombre comenzó siendo cazador, para posteriormente convertirse en recolector y criador de ganado.Para muchos estudiosos, la especie humana sería la única que tendría un comportamiento anómalo con relación al resto de mamíferos.
Sin embargo, hay 2 puntos clave que distinguen al hombre:
- Practica la ganadería.
- La forma de su mano, le permite efectuar el ordeño (esto es debido a la presencia del dedo pulgar).
En definitiva, el ser humano tiene una cualidad fundamental:
“Su capacidad para transformar el entorno con la finalidad de sacar el máximo partido de él”.
Básicamente este hecho, unido a la gran cantidad de tiempo que se requiere para que se produzca la selección natural, que permite que sobrevivan aquellos individuos más adaptados al medio, es la base que puede explicar el problema de la intolerancia que sufren algunas personas.
¿Por qué tiene lugar la intolerancia a la lactosa?
Una vez que hemos visto la importancia que tiene la leche en la alimentación humana, vamos a señalar por qué se produce la intolerancia al azúcar de la leche.
En principio, la intolerancia a la lactosa es debida a una deficiencia de lactasa. Sin embargo, la deficiencia de esta última puede deberse a varias causas, lo que equivale a decir que varios tipos de intolerancia:
- Deficiencia congénita de lactasa.

En este caso existe un fallo genético, que impide que la enzima tenga actividad.
El afectado dispone de esta enzima, pero su actividad es nula o mínima.
El problema se observa ya en el recién nacido en cuanto toma lactancia materna o artificial. Esta intolerancia a la lactosa va a ser permanente. Afortunadamente, este problema genético afecta a muy pocos bebés a nivel mundial. La mayoría de los afectados se ubican en Finlandia.
- Deficiencia primaria de lactasa.
En esta situación, la producción de lactasa va disminuyendo con el tiempo, lo que se traduce en una pérdida gradual de la capacidad para digerir la lactosa. A medida que la alimentación del niño va cambiando, y la leche va siendo sustituida por otro tipo de alimentos, su producción de lactasa disminuye. Esto normalmente se inicia en la infancia, hacia los 4-6 años de edad.
En algunos individuos la actividad de la lactasa desaparece casi en su totalidad. El que unas personas se vean más afectadas que otras por esta intolerancia a la lactosa, depende fundamentalmente del grupo étnico al que pertenezcan. Esta intolerancia es especialmente frecuente en determinadas poblaciones como después veremos. En esta situación, también hay un condicionante genético.
- Deficiencia secundaria de lactasa.
En este caso, el intestino está afectado por alguna patología o su funcionamiento no es el adecuado fruto del consumo de ciertos medicamentos. Esta afectación del intestino, se traduce en una menor producción de lactasa, lo que finalmente acaba degenerando en una intolerancia a la lactosa.
A diferencia de las situaciones anteriores, este tipo de intolerancia tiene un carácter temporal, ya que la intolerancia desaparece cuando se soluciona el problema que “está dañando al intestino”.
Este tipo de intolerancia puede encontrarse en las situaciones situaciones:
- Niños prematuros.
- Consumo de determinados antibióticos.
- Afectación de la microbiota intestinal (en concreto, sobrecrecimiento bacteriano).
- Malnutrición (debida a trastornos de la conducta alimentaria como la anorexia o la bulimia, o bien, en casos de diarrea prolongada).
- Enfermedad celíaca.
- Enfermedad de Crohn.
- Síndrome del intestino irritable.
- Infecciones intestinales debidas a virus o bacterias.
- Los afectados por este tipo de intolerancia incluyen personas de diferentes edades: población infantil, adolescentes y adultos.
¿Cuántas personas son intolerantes a la lactosa?
De entrada, conviene tener claro que la intolerancia a la lactosa no es peligrosa y, además, es bastante común en cualquier momento de la vida adulta. Por otro lado, no toda la gente que dice ser intolerante a la lactosa, lo es. En este sentido, aún aquellas personas con un diagnóstico médico de intolerancia, pueden tomar una cierta cantidad de lactosa, sin presentar ninguna molestia.
Aproximadamente, 30 millones de adultos norteamericanos presentan algún grado de intolerancia a los 20 años. En España, este porcentaje se sitúa alrededor del 15%, existiendo una cierta diferencia entre la población que vive en el norte del país y la que vive en el sur. En general, los asiáticos, los árabes, los africanos y los nativos americanos son los colectivos más propensos a los cuadros de intolerancia.

Por el contrario, los europeos y especialmente, los nórdicos, no suelen presentar este problema. Este hecho es fácilmente explicable, atendiendo a razones meramente geográficas y de adaptación al medio:
“Aquellas poblaciones que habitaban en zonas del planeta con una menor radiación solar, alejadas del mar, con climas severos y difíciles para la agricultura, encontraron el consumo de productos lácteos como una forma de supervivencia convirtiéndose así en ganaderos. Evolutivamente sufrieron una mutación genética, que les permitió conservar la capacidad de digerir la leche. Dicha mutación fue una forma de adaptarse al medio, el cual por su latitud les hacía difícil tener unos niveles adecuados de vitamina D. Es por ello que en estas culturas, el consumo de leche y derivados es bastante habitual a lo largo de la vida de estos individuos”.
En definitiva, la población con intolerancia y la propia intolerancia en sí, no justifican la proliferación de productos sin lactosa existente actualmente. Esto como después veremos, obedece a unos intereses comerciales nada despreciables.
¿Cuáles son los síntomas de la intolerancia a la lactosa?
Al analizar los síntomas de la intolerancia a la lactosa, conviene distinguir entre:
- Síntomas típicamente digestivos.
- Otras molestias o problemas más inespecíficos.
Por otro lado, los síntomas van a estar muy condicionados por 3 factores:
- Tipo de alimento lácteo consumido: no es lo mismo tomar yogur, queso o leche, por ejemplo.
- Cantidad de lactosa ingerida.Ingesta única del alimento lácteo, o bien, consumo junto con otra comida.
- Nivel de actividad enzimática existente.
- Motilidad del intestino.
- Mayor o menor capacidad para absorber agua en el colon.
- Flora intestinal de cada sujeto, en lo referente a diferencias de tipo cuantitativo y cualitativo (número y tipo de microorganismos).
- Velocidad de vaciamiento del estómago.
En definitiva, la sintomatología va a cambiar de una persona a otra.
Un punto que hay que recordar es el que tiene que ver con los síntomas presentes en bebés con intolerancia (debida habitualmente a una deficiencia congénita de lactasa) En ellos, además de los problemas digestivos típicos (hinchazón, gases, nauseas, dolor abdominal, …) suele aparecer llanto incontrolado y pérdida de peso.
¿Qué sucede cuando una persona es intolerante a la lactosa?
Una vez analizados los factores que pueden condicionar la respuesta a la lactosa en alguien intolerante, vamos a analizar qué síntomas pueden aparecer. Ya se ha señalado que hay que distinguir entre síntomas digestivos y, otros, que son mucho más inespecíficos. En la siguiente infografía se describen cuáles son esos síntomas.
¿Cómo diagnosticar la intolerancia a la lactosa?
En presencia de molestias de carácter digestivo tras consumir leche o derivados lácteos, la persona afectada puede sospechar una intolerancia. Ahora bien, ante la pregunta de cómo se puede saber si se es intolerante a la lactosa, lo correcto es acudir al médico.Nunca el afectado debe autodiagnosticarse y suprimir, sin más, los lácteos de su dieta.
Hay que recordar que los problemas digestivos son bastante comunes. Pueden aparecer con cuadros tan dispares como una celiaquía, una colitis ulcerosa, una alergia a la proteína de la leche o la propia intolerancia a la lactosa. En cada caso, el abordaje y la solución son totalmente diferentes.
Por tanto, si se sospecha la existencia de problemas derivados del consumo de leche, se debe acudir al médico y permitir que este efectúe el correspondiente diagnóstico. Conviene no retrasar la visita al médico, pues la lactasa es una enzima bastante delicada y vulnerable.
«Una persona que sea intolerante y que continúe tomando lactosa, dará lugar a que ese azúcar no digerido provoque una lesión en la mucosa del intestino, que se irá agrandando progresivamente.»
Finalmente esa lesión creará un círculo vicioso lesión-maldigestión, que será bastante difícil de romper. En la actualidad el número de casos de personas con intolerancia ha aumentado, pero esto no implica que sea un problema más frecuente.
Estos resultados se justifican por una mayor concienciación, tanto entre los profesionales de la salud, como a nivel de la sociedad en general. A su vez, el hecho de disponer de test o pruebas diagnósticas no invasivas, también es otro punto a favor para explicar la mayor cantidad de casos encontrados. Tanto en niños como en adultos, la forma de proceder será acudir al médico, quién efectuará la correspondiente historia clínica, la cual incluirá un examen físico.
En ese examen se verificará si existe:
- Hinchazón abdominal.
- Sonidos en la región del abdomen(comprobados con el fonendoscopio).
- Sensibilidad o dolor en la zona abdominal(detectados por palpación de esa área).
Una vez efectuado el examen físico, y en función del resultado del mismo, el profesional dispone de distintos test y pruebas para confirmar o descartar el diagnóstico.
Pruebas para diagnosticar la intolerancia a la lactosa
El diagnóstico puede llevarse a cabo mediante diferentes pruebas. Tales pruebas incluyen:
- Test de tolerancia a la lactosa.
- Test de hidrógeno.
- Medición del pH fecal.
- Biopsia de tejido yeyunal y medición de la actividad enzimática.
- Estudios genéticos.
La siguiente presentación interactiva incluye más información sobre el tema.
Una vez que ya se han hecho las correspondientes pruebas y se obtiene un diagnóstico, si el sujeto estudiado resulta ser intolerante, el paso siguiente es establecer la forma de actuar o pauta a seguir.
¿Qué hacer ante una intolerancia a la lactosa?
La idea clave para abordar este problema es evitar la sintomatología que se produce después de consumir lactosa.
Para esto puede ser necesario suprimir o reducir, dependiendo de la actividad enzimática que tenga la persona, el consumo de alimentos que contengan este azúcar. De esta forma se evitan los síntomas, pero se disminuye notablemente el consumo de calcio, con lo cual la persona intolerante tiene un elevado riesgo de sufrir osteoporosis. Por lo tanto:
“Aunque exista un diagnóstico de intolerancia, si la persona cuando ingiere leche o derivados, no presenta ningún síntoma, podrá seguir con su alimentación habitual, sin mayores consideraciones”.
Otros puntos a tener en cuenta:
- No siempre es necesario suprimir por completo la leche; hay personas que toleran hasta 10 g de lactosa por toma sin ningún problema.
- Existe también la posibilidad de elegir derivados lácteos distintos de la leche en sí, pues no todos los alimentos obtenidos a partir de ella, contienen la misma cantidad de lactosa que la propia leche.
Lactantes con deficiencia congénita de lactasa
Un caso que puede resultar especialmente problemático es el de la deficiencia congénita de lactasa.

Sin embargo, una vez diagnosticado el problema (lo cual ocurre pronto, ya que el lactante en cuanto se alimenta sufre una diarrea imposible de corregir), la situación se resuelve fácilmente. Para ello se sustituye la leche (tanto la materna, como la artificial, contienen lactosa) por una fórmula comercial que no contenga lactosa, y se soluciona el problema.
Pastillas de lactasa
Puede ocurrir que la persona con intolerancia no está dispuesta a suprimir la leche de su dieta y quiera seguir con su alimentación habitual, sin establecer ningún tipo de restricción o modificación. En esta situación puede recurrirse a consumir lactasa exógena, es decir, “pastillas de lactasa”. Tales pastillas están comercializadas bajo la forma de complementos alimenticios. Cada cápsula está formulada con 4500 FCC (Food Chemicals Codex, que es la medida estándar americana para determinar la actividad de las enzimas) de lactasa.
Se considera que 300 FCC equivalen a la digestión de 1 g de lactosa.
La dosis recomendada es de 1 cápsula por cada comida que contenga lactosa, aunque esta dosis no es fácil de ajustar, ya que depende de la actividad enzimática residual que tenga cada persona. Al fin y al cabo, no todas las personas con intolerancia, tienen el mismo grado de deficiencia de lactasa. Además, hay estudios que demuestran que es más eficaz la lactasa empleada para obtener lácteos sin lactosa, comparada con la lactasa consumida en forma de complemento alimenticio.
Las pastillas de lactasa se admiten como una opción para quienes sufren de intolerancia y comen fuera de casa, o no saben la cantidad de lactosa presente en el alimento que van a tomar
Los alimentos y la lactosa
Considerando la presencia de lactosa en los alimentos, a grandes rasgos pueden distinguirse 3 grandes grupos:
- Alimentos que todo el mundo asocia con la lactosa; serían la leche y sus diferentes derivados, desde yogur, flan, helado, nata, ….
- Alimentos que rara vez se suelen asociar a la presencia de lactosa: fiambre, embutidos, purés precocinados, …
- Productos o complementos que contienen lactosa porque es necesaria en su proceso de fabricación: algunos medicamentos, productos como la pasta de dientes, …
- Alimentos que no contienen lactosa.
En el primer grupo, se incluyen diferentes alimentos cuyo contenido en lactosa, varía de unos a otros, pero en general, en mayor o menor cantidad, todos la contienen. Algunos de estos alimentos, como el yogur, por su forma de elaboración, contienen unas cantidades mínimas. En el segundo grupo se incluyen alimentos, en general, procesados, aunque el grado de procesamiento varía de unos a otros, que contienen lactosa en su composición, porque habitualmente la necesitan por una cuestión tecnológica, ligada al proceso de fabricación. Habitualmente, las normas de etiquetado suelen obligar a indicar la presencia de lactosa en ese alimento.
En estos alimentos, la lactosa pasa “desapercibida”, lo que equivale a decir que normalmente esos alimentos no suelen asociarse con la presencia de lactosa en ellos. En el tercer grupo, se incluyen diferentes alimentos que no contienen lactosa. En personas intolerantes a la lactosa, estos alimentos pueden ser consumidos sin ningún problema. En la siguiente presentación interactiva, hay más información sobre este tema.
¿Qué recomendar a una persona con intolerancia a la lactosa?
Con independencia de que existen lácteos “sin lactosa”, de los cuales hablaremos en el apartado siguiente, ante una persona con un diagnóstico de intolerancia, hay unos puntos que son fundamentales:- No es necesario suprimir obligatoriamente la leche y los derivados lácteos de la dieta.
- Hay personas que toleran una determinada cantidad de leche al día; pueden tomar esa cantidad cuidando no rebasar los límites de este azúcar que su aparato digestivo resiste sin problemas.
- Los derivados lácteos que se toman “en crudo”, tipo cremas y nata, se comportan de forma muy similar a la leche como tal, lo cual debe ser tenido en cuenta por quienes tengan problemas con la citada leche.
- Otros derivados lácteos, por su forma de obtención, tienen una cantidad muy escasa de lactosa, por lo cual pueden consumirse: yogur, determinados quesos, kéfir.
- La leche como tal, consumida en ayunas, puede resultar problemática.
- Hay una serie de alimentos, procesados en su mayoría, que contienen “lactosa oculta”.
- La leche de los diferentes mamíferos varía, entre otras cosas, en la cantidad de lactosa que contiene. Leches como la de cabra tienen menos azúcar que la de vaca.
- En personas totalmente intolerantes, es fundamental controlar de modo muy estricto una posible ingesta de lactosa.
- En general, los lácteos son ricos en calcio y vitamina D, básicamente.
- Importante, tomar el sol (siempre con las debidas precauciones) para asegurarse unos niveles adecuados de vitamina D.
Leche sin lactosa
Actualmente en la situación de confusión en la que vivimos, se tiende a rechazar todo lo que tenga que ver con la química. A esto habría que unirle las últimas polémicas relativas a la citada leche, las cuales la situaban como un alimento extremadamente dañino. A su vez, también están por ahí las “leches vegetales” haciendo su papel. Bien, pues va siendo hora de aclarar conceptos. Por definición, la leche es:“Una secreción nutritiva de color blanquecino opaco producida por las células secretoras de las glándulas mamarias de los MAMÍFEROS”.
Por lo tanto, la leche vegetal no existe. Únicamente cabe la posibilidad de hablar de bebidas vegetales de avena, soja, arroz, … A partir de aquí que cada cual tome lo que le plazca, pero sabiendo que la “leche vegetal” no existe y ante un recién nacido con una deficiencia congénita de lactasa, estos productos no solucionan nada.
Características de la leche sin lactosa
La leche sin lactosa es leche a la que se ha añadido la enzima lactasa, encargada de romper este azúcar y descomponerla en sus 2 constituyentes:
- Glucosa.
- Galactosa.
Por lo tanto, nutricionalmente su composición es la misma que la que tiene la leche tal cual.
Únicamente puede decirse, ya que es cierto, que la leche sin lactosa tiene un sabor más dulce en comparación con la leche habitual. Esto se explica fácilmente porque el poder edulcorante de la lactosa, la glucosa y la galactosa, que serían los 3 azúcares implicados, es diferente. En concreto, estas 2 últimas (glucosa y galactosa), tienen un mayor dulzor que la lactosa. Esto justifica que la leche sin lactosa sea más dulce.
Dicho esto, conviene dejar muy claro que aquí no se está hablando para nada de azúcares añadidos, con lo cual no hay que vigilar en absoluto la cantidad de estos. Alguien que no tenga un diagnóstico de intolerancia y considere que la leche “le sienta mal”, si opta por tomar leche sin lactosa, corre un riesgo, que es el siguiente:
Una persona sin intolerancia produce la suficiente cantidad de lactasa como para digerir la leche
Sin embargo, si comienza a tomar leche sin lactosa, puesto que esta leche contiene lactasa, la producción endógena de esta enzima va disminuyendo. Esto se traduce en que, al cabo de un tiempo, una persona que no era intolerante, acaba siéndolo.
En definitiva, se crea un problema donde no lo había. Por lo tanto, aunque la publicidad indique otra cosa, la leche sin lactosa sólo está indicada para quienes tienen un problema de intolerancia a este azúcar. Otra cuestión que también conviene recalcar, es la referente al “yogur sin lactosa”. Y es que el yogur, por su forma de obtención, tiene una cantidad de lactosa sumamente baja comparado con otros lácteos.
Entonces, no tiene sentido comprar yogur sin lactosa, cuando el yogur per se tiene menos cantidad de este azúcar que la leche tal cual. Sobra advertir que el precio de dicho yogur es mayor. Actualmente se admite que mucha gente sin intolerancia, toma leche sin lactosa creyendo que les sienta mejor y que es más sana. La realidad es que este tipo de leche únicamente es más cara que la leche habitual, pero no tiene ninguna ventaja sobre esta, salvo que se sea intolerante.
La única indicación de de los lácteos sin lactosa es para quienes tienen problemas de intolerancia y quieran seguir consumiendo leche y derivados.
El resto son modas y reclamos comerciales.