Nuevo artículo, en este caso para hablar de una enfermedad de origen infeccioso: la meningitis. Hay una serie de cuadros, de carácter no infeccioso en principio (enfermedad renal crónica, patologías cancerosas, enfermedades raras, …) cuyo pronóstico puede ser más o menos incierto. En estos casos, es evidente que poco se puede hacer, más allá de seguir las indicaciones que den los profesionales, y en los casos de futuro más incierto, confiar en el avance de la ciencia.
Por el contrario, hay otras enfermedades entre las que se incluye el sarampión, la propia meningitis y numerosas enfermedades infecciosas casi desconocidas en los países occidentales, las cuales han disminuido considerablemente su frecuencia gracias a las vacunas. A día de hoy, es penoso, que por obra del colectivo antivacunas, estas enfermedades estén volviendo a resurgir en zonas donde ya estaban más que superadas, persistiendo únicamente como un látigo que azota a numerosos países pobres.
Hecha esta pequeña reflexión sobre la importancia que tiene confiar en la ciencia y hacer oídos sordos a aquellos que proponen remedios ancestrales o más novedosos, pero sin ninguna eficacia demostrada, pasamos a ver el tema. El presente artículo es una colaboración de invitado, elaborada por los profesionales de la web CIGNA, a quienes agradezco su participación. Sin más rodeos, ellos nos van a hablar sobre la citada meningitis.
La mayor parte de los profesionales sanitarios (91,5 %) afirma que el conocimiento del que disponen las familias sobre la meningitis es mejorable o muy insuficiente y esta percepción parece refrendarse con datos como que el 35% de la población no sabe que la meningitis se puede prevenir.
Origen de la meningitis
La meningitis es una infección que provoca la inflamación de las membranas que rodean el cerebro y la médula espinal.
La mayoría de las veces tiene origen vírico (80%) y suele ser benigna pero también puede estar motivada por bacterias (Streptococcus pneumoniae, Neisseria meningitidis, Haemophilus influenzae), en cuyo caso llega a ser mortal en el 50% de los pacientes no tratados.

Epidemiología de la meningitis
Las mayores tasas y los brotes más virulentos de la meningitis bacteriana se han venido dando en el conocido como “cinturón de la meningitis del África subsahariana”, que transcurre a lo largo de 26 países, desde Senegal al oeste hasta Etiopía al Este. Sin embargo, esta enfermedad está presente en todo el mundo y supone un serio problema de salud global, que afecta cada año a unos cinco millones de personas en todo el mundo y provoca secuelas discapacitantes en un 20% de quienes la padecen: minusvalías, amputaciones, daños cerebrales, ceguera…
En los países occidentales se manifiesta una menor incidencia de la meningitis bacteriana (3 personas por cada 100.000) frente a la de la meningitis viral (10,9 personas por cada 100.000), que está considerada como una dolencia leve.
¿Cómo se contagia la meningitis bacteriana?
La meningitis bacteriana está causada principalmente por tres tipos de bacterias:
- la Haemophilus Influenzae B (HiB)
- el neumococo (Streptococus pneumoniae)
- el meningococo (Neisseria meningitidis) con todos sus serogrupos (A, B, C, W, X e Y)
Si las bacterias se quedan en las vías respiratorias no ocurre nada. El problema viene cuando, de forma inesperada, se transforman en peligrosos patógenos que doblegan al sistema inmunitario, salen de la faringe, invaden el torrente sanguíneo y acaban llegando a las meninges y colonizándolas. Ahí comienza la rápida progresión de la meningitis sobre el cuerpo humano.
¿Quiénes pueden padecerla?
Los adolescentes son un grupo de riesgo prioritario, por su presencia en comunidades cerradas (centros educativos, campamentos, fiestas multitudinarias…) y sobre todo por comportamientos, asociados al contacto cercano y al intercambio de saliva que facilitan la propagación de la bacteria: besarse, compartir bebidas, fumar…
Por este motivo, el colectivo adolescente es uno de los mayores objetivos de las campañas de prevención y vacunación en numerosos países (EE.UU., Reino Unido…) Las personas de la tercera edad y aquellas con un sistema inmunitario débil corren también un elevado riesgo de sufrir una enfermedad grave.
¿Cuáles son los síntomas de la meningitis?
Los síntomas dependen de las características de persona afectada y, en ocasiones, son difíciles de reconocer ya que son inespecíficos, comunes a otras enfermedades infecciosas inofensivas.
Los síntomas más frecuentes son fiebre alta, intenso dolor de cabeza, molestias al tragar, rigidez en el cuello, escalofríos, cefalea acompañada de náuseas y vómitos, sensibilidad extrema a la luz (fotofobia), confusión, petequias (pequeñas manchas rojas o violáceas), somnolencia y falta de apetito o de sed.
- Respecto a los niños, sobre todo los lactantes menores de cinco años, la indicación médica es la de prestar una especial atención cuando cursen fiebre alta.
- dolor de piernas (se manifiesta en 3 de cada 10 niños capaces de comunicarse)
- convulsiones
- frialdad de manos y pies
- una coloración inusual de la piel
- irritabilidad
- protuberancias en la fontanela
- una postura extraña, arqueando el cuello y la cabeza hacia atrás
Dentro del cuadro médico, tanto el pediatra como el neurólogo o incluso el médico de familia pueden realizar un diagnóstico basándose en estos síntomas y confirmándolos con las pruebas pertinentes: hemocultivos, diagnóstico por imágenes, punción lumbar… En este vídeo de la Asociación Española contra la Meningitis podéis ver una síntesis de lo que os hemos contado hasta ahora:

¿Cómo prevenir la meningitis?
Vacunar es la mejor forma de prevenir esta enfermedad. Existen varias clases de vacunas efectivas contra los tres tipos de bacterias que pueden causar meningitis: Haemophilus Influenzae B (HiB), el neumococo (Streptococus pneumoniae), el meningococo (Neisseria meningitidis).
- La bacteria Haemophilus influenzae tipo b (Hib) puede causar meningitis y neumonía. A finales de 2018, la vacuna contra la Hib estaba ya presente en 191 países, lo que supone una cobertura mundial de un 72%
- El neumococo (Streptococus pneumoniae) es el responsable de enfermedades como la meningitis, la neumonía, y la bacteriemia febril. Al cierre de 2018, la vacuna antineumocócica estaba ya implantada en 145 países y su cobertura mundial llegaba al 47%.)
- Por su parte, el meningococo (Neisseria meningitidis), con sus serogrupos (A, B, C, W, X e Y) es el causante de la meningitis meningocócica y cuenta con varias vacunas preparadas para hacerle frente:
- Una de las que más peso ha tenido en la detención de la meningitis en África ha sido la MenAfriVac. Gracias a una campaña iniciada en 2010 por la OMS, a finales de 2019 se habían vacunado más de 315 millones de personas y se había reducido radicalmente la incidencia de la enfermedad en el “cinturón de la meningitis del África subsahariana”.
- También existen vacunas específicas contra el meningococo B (la tretraantigénica Bexsero y la biantegénica Trumemba, con indicaciones y esquemas de vacunación diferentes) y el meningococo C, y en 2017 se lanzó una vacuna tretavalente antimeningocócica (MEN ACWY) que protege frente a los serogrupos: A, C, W e Y.
Tratamiento de la meningitis
La velocidad en el diagnóstico es vital en los casos de meningitis bacteriana aguda, ya que su evolución es muy veloz y sus consecuencias pueden ser devastadoras y, en muchas ocasiones, letales (entre un 5 y 10% de los enfermos fallece en 48 horas, incluso cuando están recibiendo tratamiento).

La administración de antibióticos vía intravenosa es la primera medida de respuesta para minimizar el peligro de complicaciones, como las convulsiones y la inflamación cerebral. En función del tipo de bacteria, pueden ser utilizados distintos antibióticos:
- penicilina
- ampicilina
- cefalosporina
- cloranfenicol
- vancomicina
- ceftriaxona
Lo recomendable es un ciclo de antibióticos, acompañado, si es necesario, de terapias adyuvantes como: corticoesteroides, hidrocortisona…Además de usarse como tratamiento para enfermos de meningitis, los antibióticos se emplean como profilaxis de las personas cercanas, para tratar de evitar la propagación y los efectos de la enfermedad.
La meningitis en España
Las últimas cifras de la Sociedad Española de Neurología (SEN) apuntan a que en España se diagnostican anualmente unos 1.000 casos de meningitis.
Aunque, en principio, no parezca un número particularmente alto, los datos señalan que desde 2014, la presencia de la enfermedad se ha incrementado en un 50%.
El meningococo, la bacteria responsable de este aumento
Los expertos consideran que la meningitis por Haemophilus influenzae tipo b (Hib) estaría ya casi extinta en nuestro país, gracias a la vacunación universal de todos los menores de 2 años.
La inmunización contra este tipo de bacteria se inocula a los bebés de 2, 4 y 11 meses, a través de la vacuna hexavalente ( junto con la de la difteria, el tétanos, la tosferina, la polio y la hepatitis B)» Después de que la meningitis derivada de la Hib haya desaparecido prácticamente, el neumococo (Streptococcus pneumoniae) se sitúa en segundo lugar de las bacterias causantes de meningitis. Además, es la que presenta una mayor morbi-mortalidad, incluso cuando es diagnosticada precozmente y se aplica una terapia correcta. Desde 2003, en España se administra una vacuna heptavalente (contra 7 serotipos de neumococo) en tres dosis programadas a los 2, los 4 y los 11 meses de edad.
Es el meningococo, con sus diferentes serogrupos, la bacteria que sigue provocando más casos de meningitis.
- Aunque, el serogrupo B continúa en descenso desde 2000, sigue siendo el que desencadena un mayor porcentaje de casos (el 41% de todos los registrados en 2018), especialmente en menores de 5 años.
- Meningococo C (MenC): programada a los 4 y a los 12 meses.
- Meningococo B (MenB): solo está incluida en el calendario de vacunación de Canarias, Melilla y Castilla y León, pero puede adquirirse en farmacias y la Asociación Española de Pediatría recomienda su administración a partir de los dos meses.
- Meningococo A, C, W e Y (MenACWY): es una vacuna tetravalente (previene la infección de cuatro tipos de virus) que protege frente a los serogrupos A, C, W e Y. El calendario de vacunación establece un esquema de una dosis de MenACWY a los 12 meses y otra a los 12-14 años, con una recaptación progresiva hasta los 18 años.
Actualmente, la comunidad autónoma andaluza está desarrollando una campaña de vacunación masiva (Zero Meningitis) para proteger a los adolescentes (12, 15 y 18 años) frente a la meningitis. Además de estos grupos de edad, la vacunación con MenACWY también está indicada para cualquier persona que viaje a zonas endémicas con alta prevalencia de los serogrupos A, C, W o Y.
Según el Dr. Santiago Trillo, Coordinador del Grupo de Estudio de Neurología Crítica e Intensivista de la Sociedad Española de Neurología, las expectativas frente a la meningitis en nuestro país son positivas, ya que “en las últimas décadas en España, gracias a la introducción de nuevas vacunas frente a las bacterias más frecuentes que causan meningitis (Haemophilus influenzae b, Neisseria meningitidis C y Streptococcus pneumoniae) la incidencia de casos ha disminuido. Además, el desarrollo de antibióticos ha mejorado el pronóstico de esta infección”.
¿Cómo se perfila el futuro de la lucha global contra la meningitis?
La Organización Mundial de la Salud, admite que la meningitis es una amenaza a escala global y que conlleva importantes complicaciones para los sistemas sanitarios de los estados, así como para la economía y para la sociedad. Aunque lo más preocupante son sus graves consecuencias y la mortalidad que conlleva, la meningitis también tiene un costo social y económico importante, sobre todo por la pérdida de productividad de las personas enfermas y de su entorno y por los elevados gastos que acarrea el cuidado de personas con secuelas. Ante esta realidad, la OMS ha puesto en el punto de mira la erradicación de la meningitis como uno de sus objetivos de cara a 2030. En concreto se ha fijado tres metas
- Supresión de los brotes epidémicos
- Disminución del total de casos prevenibles a través de las vacunas.
- Detener la pérdida de calidad de vida y de capacidad funcional de los enfermos.
Para alcanzar estas metas, ha propuesto medidas que giran en torno a:
- La prevención.
- El aumento de la sensibilización pública y política sobre las consecuencias de la enfermedad y su capacidad de generar discapacidad..
- La adopción de medidas profilácticas.
- La mejora del acceso a vacunas asequibles.
- El control epidemiológico.
- La rápida detección y reacción ante los brotes epidémicos (asegurando la disponibilidad estratégica de vacunas para su uso inmediato).
- El diagnóstico microbiológico.
- El tratamiento antibiótico.
- Los cuidados clínicos.
- El seguimiento médico a los supervivientes.
- El compromiso económico y político.
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