En estos tiempos que corren, en los cuales el tema de la toxicidad sale hasta en la sopa (contaminación ambiental, cambio climático, toxicidad de los productos químicos, …) no está de más, saber qué son las personas tóxicas. Seguro que en más de una ocasión te habrás encontrado con sujetos, que sin saber por qué, consiguen sacarte de tus casillas. Incluso también puede darse el caso de que frecuentemente te tilden de persona «especial», con la que no es fácil relacionarse.
Y es que, aunque alguien lleve un estilo de vida muy saludable, no sufra ningún problema de salud que le conduzca casi irremediablemente a la muerte, como puede ser el caso de las enfermedades cancerosas, diversas patologías circulatorias (hipotensión, tensión alta, …), tenga una presencia física envidiable, hay algo en ella que «rechina». Tampoco hace falta que estas criaturas se encuentren en la etapa final de su vida y tengan que afrontar todos los problemas derivados del envejecimiento o del cuidado de personas dependientes.
Por suerte o por desgracia, este tipo de sujetos se encuentran con facilidad y son personas sin grandes problemas, aparentemente.Pero hay algo en ellos, que hace que estar a su lado no resulte agradable, o incluso, si están en un ámbito cercano, la convivencia sea bastante complicada, acabado tú diariamente, peor que si hubieses hecho un trabajo de titanes.
Es por ello que estas personas también se conocen como vampiros emocionales, pues acaban por robarte toda tu vitalidad, dejándote terriblemente agotado. Desgraciadamente, en ellas parece cumplirse a la perfección, el manido refrán que dice: «la gloria te lleves, como la que te dejas». Pues sí, estas son las llamadas «personas tóxicas», cuya presencia todo el mundo rehuye, como si estuviesen afectadas por la lepra. Bien, pues una vez situado, nada mejor que «entrar en harina» y conocer a este tipo de personas.
¿Qué es una persona tóxica?
Antes de responder a este pregunta, conviene sentar 2 premisas que se irán analizando a lo largo de este artículo. Dichas premisas son las siguientes:
- La persona es un ser social por naturaleza; luego, necesita de la interacción con sus semejantes.
- Por otro lado, no es conveniente ponerle a alguien la etiqueta de persona tóxica; después verás el motivo.
La persona tóxica es alguien que hace que te sientas mal emocionalmente.
¿Por qué?
Pues sencillamente porque es un sujeto profundamente inseguro y egoísta, que requiere tener cerca a otra persona sobre la que volcar su frustración. Es habitual una relación absorbente, que se convierte para el sujeto que actúa de forma tóxica, en una terapia barata y particular, la cual le permite fijarse en los defectos y en la negatividad de todo cuanto le rodea.
En dicha relación, el sujeto tóxico no aporta nada positivo. La persona objeto de su atención, acaba sufriendo emociones negativas, que consumen su vitalidad y la agotan. Otro punto básico, es que a esta persona la puedes encontrar en cualquier esfera de tu vida: compañeros de trabajo, familia, pareja y amistades.
Por lo tanto, reconocer el comportamiento tóxico de alguien es fundamental, de cara a salir indemne de esa relación. No olvides que es posible cortar el contacto con esa persona, lo cual es preferible, antes que perder la salud. En definitiva, una persona tóxica es aquella que te hace daño o distorsiona parte de la realidad y que, en muchos casos, ha entrado en tu vida porque tú has abierto la puerta para que tenga acceso a ti.»
¿Cómo saber si una persona es tóxica?
La persona que tiene un comportamiento tóxico, te daña, ya que te genera una sensación de malestar y agotamiento, que se traduce en problemas de concentración, dificultades para pensar, estrés e incluso, cuadros depresivos.
Puesto que a esta persona puedes encontrarla en cualquier ámbito, a mayor tiempo de convivencia y proximidad emocional, mayor afectación de tu estabilidad mental.
Este hecho se explica a nivel neurobiológico por las denominadas neuronas espejo, las cuales están íntimamente ligadas al proceso de aprendizaje y a la parte emocional de la persona.
En la siguiente presentación puedes encontrar mayor información sobre ellas:
A la vista de todo lo anterior, comprenderás que es fundamental reconocer a este tipo de individuo, con el fin de apartarse o alejarlo en la medida de lo posible.
Comportamiento de un sujeto tóxico
El comportamiento de esta persona tiene unos rasgos muy peculiares, que permiten su identificación. Su forma de actuar es un fiel reflejo, de que no te QUIERE, no te RESPETA y tampoco te ESCUCHA, pues desgraciadamente para ti, tú no eres nadie, por lo cual acaba convirtiéndote en un instrumento al servicio de tus intereses. Inicialmente este individuo aparenta ser tu amigo y es inofensivo, pero utiliza una fina ironía, así como bromas muy sutiles, con objeto de minar tu motivación.

Actúa de tal modo que reduce tu autoestima y tu valor, lo que se traduce en un incremento de su figura. Como resultado de su forma de tratarte, tu debilidad y tu frustración, van a ir aumentando. Cuando entras en el ámbito de influencia de alguien tóxico, tú notas que:
- Hablas mucho sobre esa persona.
- Pierdes los papeles.
- Tu autoestima se resiente.
- Le echas la culpa de tu comportamiento y actitud.
- Temes tener cerca a esa persona
- Te rebajas a su nivel.
- Te impide estar relajado y cómodo.
- Reaccionas de forma negativa.
- Tu pareja también se ve afectada.
En el siguiente vídeo tienes más información acerca de cómo es este tipo de persona.
El secreto de un vampiro emocional radica en que no lo ves venir, lo que le permite ganarse tu confianza. En el momento en el que te percatas de que la persona te hace daño, le «chafas el pastel», por lo cual para ella es básico anular tus autodefensas.
Una criatura tóxica, también se conoce como vampiro emocional o persona vírica, ya que su forma de actuar se asemeja bastante al mecanismo infeccioso de un virus:
- Un virus entra en tu cuerpo, se multiplica y te provoca un daño.
- El sujeto vírico llega a tu vida, entra en tu círculo de relaciones y te llena de tristeza, mal humor, miedo, envidia o cualquier otro sentimiento negativo.
Tipos de personalidad tóxica
Hasta aquí se han expuesto las características de la persona negativa a grandes rasgos, con objeto de que su identificación te resulte más fácil. Sin embargo, esas características permiten diferenciar distintos tipos de individuos tóxicos; son los siguientes:
Envidioso
Esta persona tiende a hablar negativamente de los demás de modo habitual. Es aquella que envidia tu éxito y todo lo positivo que pueda haber en tu vida. Tiende a buscar aliados. Dichos aliados le permiten extender sus palabras y sus malos pensamientos. Realiza comentarios irritantes y le desagrada cualquier cosa favorable que pueda ocurrirte. De hecho, intenta ser el centro de atención, aún cuando el protagonista seas tú. Afortunadamente es fácil de detectar, pues se le ve venir. El peligro está en que tú te conviertas en ese aliado que necesita desesperadamente.
Autoritario
Este tipo de persona siempre quiere ser jefe o líder. Este individuo suele ser inseguro, por lo cual intenta provocar miedo en aquellos que están por debajo. Disfruta humillando, amenazando e imponiendo su voluntad. Si tu jefe tiene este tipo de personalidad, imagina lo que te espera, o incluso, puede que ya lo estés sufriendo.
Tanto a nivel práctico, como a nivel legal, este comportamiento no se le puede tolerar a nadie. La ley que condena el acoso laboral pretende evitar estas situaciones. Si no tomas las medidas más adecuadas para que este comportamiento no te afecte, puede ocurrir que la sola idea de tener que ir a tu trabajo, ya te genere angustia de por sí.
Manipulador
El comportamiento de la persona manipuladora puede pasar desapercibido durante bastante tiempo. El riesgo de tratar con esta persona puede venir del hecho de que tú seas sincero con ella, ya que le dará la vuelta a lo que tú le hayas dicho. Y tú te preguntarás si es posible que haya gente tan «retorcida». Pues sí, la hay.
Tu sinceridad significa para ella un ataque, por lo que da la vuelta a la tortilla haciendo que tú te sientas culpable. Es alguien con gran capacidad para mentir, y rara vez, juega limpio
Suele presentarse como víctima, y a partir de ahí, es donde empieza la manipulación. En principio, cuando tú no la conoces realmente, suele ser complaciente y amable, incluso capaz de empatizar contigo. Llegados a este punto, te sinceras con ella, y a partir de ahí, se inician tus problemas. Cuando ya la conoces, debes controlar tus palabras para no resultar herido y sentirte culpable.
Pesimista

En este sujeto, la negatividad es su principal característica. Esa negatividad se extiende a lo largo de todo su ciclo vital: pasado, presente y futuro; todo es de color negro. Es un individuo con tendencia a la victimización, a la vez que difícilmente cumple sus metas, pues se rinde fácilmente.
Cuida tu trato con él, pues puede contagiarte su visión pesimista del mundo. A grandes rasgos, se puede decir que es una persona con gran negatividad, la cual puede consumir tu positividad y tu visión favorable del futuro.
Descalificador
Este tipo de persona disfruta desestabilizando emocionalmente a cualquier individuo que forme parte de su círculo social. Esa desestabilización se consigue a base de menosprecio y manipulación; el resultado final es que la otra persona se sienta insegura y necesite la aprobación del sujeto descalificador.
No te extrañe que esta persona «dañina» aparezca en tu vida simulando ser un gran amigo. El problema radica en que todo lo que tú le cuentes, lo va a utilizar para quitarte valor ante otras personas.
Neurótico
La persona neurótica presenta como principal característica la inseguridad. Esto hace que este individuo se imponga la consecución de objetivos, que no va a cumplir como consecuencia del pesado sentimiento de desvalorización que lo bloquea.
Es alguien que no admite que otros sepan más que él sobre un determinado tema; su objetivo final es llamar la atención. Es frecuente que sufra una alteración ciclotímica, forma técnica de decir que pasa rápidamente de estados de alegría y euforia, a otros de total depresión y tristeza.
Ahondando en su historia personal, encuentras a un individuo inseguro durante su infancia, lo que le ha generado diversos conflictos que no ha sido capaz de resolver. Esto provoca en la edad adulta, un comportamiento perfeccionista, conflictivo, egoísta, e incluso, infantil.
A este cuadro, hay que unir los repentinos cambios de humor asociados a la ciclotimia. Intenta imaginar, si lo consigues, cómo puede ser la convivencia con alguien así.
Egocéntrico
Esta persona únicamente piensa en su bienestar y en sus intereses, los cuales antepone a los de cualquier otro individuo. A ella se le puede aplicar la famosa frase del «yo, mi, me, conmigo» Si te acercas a esta persona, comprobarás como la conversación consiste en un intenso monólogo, carente de la más mínima empatía, y por supuesto, con una capacidad de escucha nula.
Al intentar decirle que debes irte o mostrar algún gesto de impaciencia, no se dará por aludida, llegando a retenerte incluso físicamente, si es necesario. Este sujeto busca un interlocutor sobre el que descargar todas sus angustias y temores. Recuerda, si te coge alguien así, va a resultar difícil desprenderte.
Inseguro
Este sujeto vive en una eterna duda, que le hace incapaz de tomar cualquier decisión. Esa indecisión y la angustia que esta conlleva la hace extensiva a quienes están a su alrededor. Si formas parte de un grupo de trabajo, donde uno de los componentes tenga esta personalidad, comprobarás rápidamente que el avance de dicho grupo es «casi imposible».
Por el contrario, si esta persona se encuentra en tu círculo más cercano (familia o amigos), sus continuas vacilaciones, resultaran pesadas y frustrantes.
Celoso
La persona celosa sufre enormemente, y a su vez, hace extensivo ese sufrimiento a la persona celada. Este tipo de relación suele darse normalmente a nivel de pareja. La característica fundamental de los celos es que no hay ninguna razón objetiva que permita creer que la otra persona ha dejado de quererle, o lo está engañando. Es típico de la persona celosa tener una gran inseguridad y una baja autoestima.
Si te ves envuelto en una relación donde tu pareja sea alguien celoso, ten presente que irá creando una especie de jaula a tu alrededor que te impedirá progresivamente el contacto con el mundo exterior (familia, amigos,…). No es infrecuente que este tipo de persona ejerza un maltrato psicológico, y frecuentemente físico, sobre el otro sujeto.
Chismoso
Esta persona, como su propio nombre indica, disfruta expandiendo ideas falsas sobre todos los que la rodean. Es alguien a quien le encanta encanta hablar mal de «todo bicho viviente». Por lo tanto, ten en cuenta, que si tú no estás presente, también van a hablar mal de ti.
Dicho esto, ya sabes la solución: procura no hablar demasiado, y especialmente no le cuentes nada sobre temas personales o cuestiones delicadas.
Sociopsicópata
La persona tóxica que encaja en el perfil de sociopsicópata, es la más peligrosa. Probablemente te preguntes qué tiene ella, que no tengan los otros tipos. Pues muy simple. Sus características incluyen:
- Impulsividad.
- Ausencia de límites afectivos.
- Carencia de remordimientos cuando dañan a otros.
- Orgullo (nunca pronuncia un «lo siento»).
De entrada, parece ser encantadora, te «regalará el oído» tanto como lo desees. De esta forma obtiene información acerca de ti, que posteriormente usará en tu contra. Profundizando un poco en la personalidad del psicópata, conviene saber que este sujeto no siempre es un delincuente o un asesino en serie.
El psicópata es «alguien que ama el poder desde cualquier ámbito y los demás se convierten en sujetos de usar y tirar; no tolera la frustración y cualquier límite que se le ponga, lo vive como un robo de libertad«.
Recuerda que esta persona no es asocial; al contrario, tiene gran capacidad para adaptarse, mostrando una imagen de sí, que en realidad no tiene. Pueden incluso adoptar máscaras de espiritualidad y religiosidad. No olvides su capacidad de manipulación y su egocentrismo.
La persona tóxica, ¿nace o se hace?
Sinceramente esta es una cuestión difícil de responder. De entrada, conviene que tengas claro que no siempre una persona es tóxica para todo el mundo. Si la persona tóxica entra en tu círculo, recuerda que entra porque tú le has permitido que acceda.
La toxicidad de ese individuo puede ser provocada por egoísmo, mal genio, falta de tacto, o incluso, estupidez.
Toda persona pasa por un proceso de desarrollo y aprendizaje desde que nace. Este proceso, permite forjar la identidad del individuo. A su vez, la identidad del sujeto se apoya en la autoestima y en el concepto que tiene de sí mismo.
Se admite que las vivencias infantiles, condicionan la toxicidad de la persona; en este sentido, los estudios indican que la persona que tiene un comportamiento tóxico, usualmente ha sido víctima de maltrato o violencia; otro punto no menos importante, en cuanto al origen de esa negatividad, es el que tiene que ver con la permanencia en el tiempo de las emociones.
La persona tóxica suele serlo, incluso para «sí misma».
Si tú profundizas en la psicología del individuo en cuestión, es muy probable que encuentres que la relación de ese sujeto consigo mismo, no es precisamente una relación saludable.
Una persona tóxica suele tener asuntos sin resolver en su vida, lo que supone que si realiza un ejercicio de introspección, el resultado que obtiene no suele ser muy satisfactorio.
¿En qué ámbitos puedes encontrar a una persona tóxica?
Las personas tóxicas pululan por todas partes. Ello supone que puedes encontrarlas en cualquier ámbito de tus relaciones:
- Trabajo.
- Amigos.
- Familia.
- Pareja.
El daño que te provoque esa persona va a depender de 2 factores:
- Que estés más o menos expuesto a ella.
- Cómo te encuentres a nivel emocional.
¿Qué hacer con la gente tóxica en el trabajo?
A veces el ámbito laboral, puede ser auténticamente tóxico; la convivencia con un compañero de trabajo negativo puede influir y de hecho, influye notablemente en tu estabilidad mental, si no manejas la situación convenientemente. Cualquier empresa u organización, dada la presencia de intereses y emociones notablemente diferentes, puede convertirse en el lugar perfecto para que los conflictos, manifestados como trato despectivo, actitudes muy competitivas, deseos de manipulación, …, sean el pan de cada día en ese lugar.
Es una obviedad que convivir con un compañero que se comporta de esa manera, acaba pasándote factura en forma de malhumor, agotamiento, estrés, ansiedad, y por supuesto, cuadros más severos, que no sólo te desmotivan a la hora de ir a trabajar, sino que pueden comprometer seriamente tu salud.
Si hay algo que debes tener siempre presente, es que no debes permitir que tu salud se vea afectada, fruto de esa situación. A partir de ahí, no es tu obligación mejorar ese ambiente de trabajo, ni cambiar a nadie; pero eso sí, es fundamental que tomes la medidas adecuadas para que esta situación te afecte lo menos posible.
Toxicidad en una relación de amistad
Una relación de amistad debe basarse en la seguridad por ambas partes, formando un entorno cómodo, donde nadie sufra agresiones por parte del otro. En dicha relación debe primar la admiración mutua, creándose un entorno cómodo, compatible con el cariño y la alegría.
Cuando entre 2 amigos reina la competitividad, la mentira, el egoísmo, la continua falta de tiempo y el negativismo, dicha relación amistosa no es sana. Si tú eres siempre la parte perjudicada, deberías plantearte mantener dicha amistad.
Ahora bien, cuando tu amigo es un sujeto tóxico, con el que te diviertes, pasas bastante tiempo y al que le cuentas tus penas y tus alegrías, es evidente que lo sabe todo de ti. En el momento en el cual decidas romper esa amistad, y por lo tanto, cuando esa persona tóxica ya no pueda controlarte, muy probablemente se dedique a pregonar a los 4 vientos tus «numerosas virtudes». En el caso de la amistad, al dolor de descubrir que tu amigo ha sido un sujeto tóxico, se unen otros sentimientos que te hacen sufrir aún más. De ahí la importancia de descubrir a ese amigo tóxico cuanto antes, y alejarse de él, aunque duela.
Toxicidad en el seno familiar
A nivel familiar, por supuesto que alguno de los integrantes de la misma, puede ser sujeto tóxico. Ahora bien, dicha familia desempeña un papel fundamental en la vida de la persona, especialmente durante los primeros años. De hecho, es el primer núcleo de socialización con el que se topa un individuo.
Hay familias que se podría decir que son idílicas, mientras que en otras ocurre prácticamente lo contrario. La educación del niño se inicia en la infancia. Puede ocurrir, y de hecho ocurre, que existan madres tóxicas, aunque el calificativo es aplicable también al padre, e incluso a los abuelos.
La madre tóxica, al contrario de lo que pueda pensarse, no es una mala madre. Realmente quiere a sus hijos. Sin embargo, esa persona no tiene no tiene el carácter más adecuado para educar a sus sus hijos. Algunos ejemplos:
- La madre obsesionada por tenerlo todo bajo control.
La madre con estos rasgos desea controlar cada aspecto de su vida. El paso siguiente es controlar todos y cada uno de los pasos de sus hijos, llegando a ejercer un efecto sobreprotector, que acaba dañando la vida de los niños.

Los niños sobreprotegidos difícilmente serán personas decididas, capaces y valientes.
- La madre caracterizada por su inseguridad.
Este tipo de madre se caracteriza por su baja autoestima y autosuficiencia. Para ella sus hijos son esas personas a quienes puede moldear para que estén siempre a su lado y cubran su inseguridad. La salida de sus hijos del nido materno, le genera gran ansiedad, la cual contrarresta actuando de forma que aunque estos quieran volar más lejos, finalmente se queden cerca de ella.
- La madre que no logró hacer realidad sus sueños.
Esta madre proyectará esos sueños incumplidos sobre sus hijos, y los guiará para que ellos hagan lo que ella no pudo hacer. Sobre decir que en este caso, la opinión de los hijos es irrelevante. En la familia, la persona tóxica no tiene que ser necesariamente la madre. Sí es cierto, que cuanta más relevancia o peso tenga la persona tóxica en la familia, peores van a ser las consecuencias. Hay familias rígidas en las que la persona que dirige esa familia usa el poder de forma abusiva e irracional.
El resultado, es fácil de imaginar; los hijos suelen ser personas poco comunicativas, que rara vez expresan sus sentimientos o sus opiniones.
En la familia, la toxicidad de uno de los miembros tiene peores consecuencias. Si no eres una persona adulta, con la independencia suficiente como para vivir tu propia vida, no puedes romper amarras con tus padres o con tus hermanos.
La pareja tóxica
Una persona tóxica te puede enfermar
La afirmación anterior, se puede interpretar en sentido literal. ¿Por qué? La respuesta es bastante sencilla.
Vivimos en tiempos con un grado alto de toxicidad. La toxicidad puede hacer perder de vista la percepción que uno tiene de la realidad y de sí mismo, o bien llegar a fatigar de tal modo que dejemos de velar por nuestros intereses y necesidades. Las personas tóxicas no solo lesionan a los demás emocionalmente, también son una amenaza para la salud. Asimismo, algo que se ve con frecuencia es el hecho de que cuando el comportamiento tóxico se arraiga en un entorno, la mayoría de sus miembros acaban aplicando conductas dañinas y cínicas.
Actuar ante personas tóxicas para que no nos lesionen emocionalmente y amenacen la salud
Probablemente una pregunta que te hagas es por qué caes en las redes de una persona tóxica. Si sabes que esta persona te regala el oído, te roba tu energía positiva y tu estado emocional le es indiferente, cuídate, especialmente si estás viviendo alguna de estas situaciones:
- Te encuentras en una etapa vulnerable, por la pérdida de alguien querido, sientes el peso de la soledad impuesta o te encuentras bajo de autoestima: CUIDADO.
- Necesitas obtener la aprobación de los demás, con independencia de cuál sea la razón que te empuje a buscar dicha aprobación: CUIDADO.
- Han alimentado tu ego, mostrando un comportamiento amable y exaltando tus cualidades: CUIDADO.
Formas de protegerse
Existen diferentes formas de protegerse frente al daño que ocasiona el individuo tóxico. La elección de una u otra depende de la relación que se tenga con la persona tóxica y de las propias capacidades que tenga el sujeto afectado. Estas formas incluyen:
- Detección:
Comprobar que el comportamiento de esa persona no es normal.
- Adaptación:
Intentar decodificar lo que hay detrás de esa actuación tan negativa.
- Abstracción:
Hacer oídos sordos a lo que diga el sujeto en cuestión.
- Autoestima:
Cultivar los recursos y habilidades que cada cual tiene y que no necesita que nadie le recuerde.
- Relaciones sociales:
Conocer a otras personas y ampliar el círculo hacia sujetos más saludables.
- Ausencia de victimismo:
No dejarse llevar por el dolor provocado por la actitud de la persona tóxica.
- Solidaridad:
Implicarse en actividades de ayuda a gente necesitada, lo que en cierto modo evita la autocompasión.
- Abandonar:
Alejarse de la persona tóxica cuando su comportamiento conlleve un quebranto de la salud del afectado.
Cuando la persona tóxica eres tú
Hasta aquí, has visto las características y los diferentes tipos de personas tóxicas con los que te puedes encontrar. Se ha hablado siempre del otro. El sujeto tóxico es alguien que está más o menos cerca de ti, pero no eres tú. Pero… también puede ocurrir que tras leer todo lo anterior, tú te identifiques con alguna o varias de las características propias de esta persona.
Pregunta: ¿y si el tóxico soy yo?
En efecto, tú puedes ser tóxico para tí mismo, o bien, para otra persona.

De entrada, todos en algún momento, hemos resultado tóxicos para otra persona.
Además, esos comportamientos tóxicos pueden controlarse.
El primer paso, obviamente es reconocer que tú eres así.
Para saber si tú eres la persona tóxica, fíjate en tu forma de pensar, y analiza si las siguientes ideas están en tu pensamiento:
- La vida es injusta conmigo.
- Te sitúas en el papel de víctima, de modo que cuando alguien te da su opinión, la rechazas o la interpretas como una ofensa.
- Te encuentras criticando interiormente a alguien por un comportamiento que no te gusta.
- Eres incapaz de reconocer el éxito de otra persona logrado por sus méritos.
- Crees que eres imprescindible en tu familia.
- Sientes la necesidad de tenerlo todo controlado.
- Crees que para que algo esté acabado, debe estar perfecto; si no es así, sientes la necesidad de esforzarte más.
- Consideras que no vas a lograr nada por más que te esfuerces, o bien, crees que tú puedes con todo.
- Llegas fácilmente a la agresión verbal o física con otra persona.
También puede ayudarte la realización de algunos test concretos, como el que encuentras en el siguiente enlace.
Afortunadamente esa toxicidad que tú tienes y que te daña a ti y al resto de las personas que se te acercan, puede solucionarse.
¿Qué hacer para dejar de ser una persona tóxica?
La forma de no seguir siendo esa persona, incluye varios pasos:
- Reconoce cuáles son tus conductas tóxicas más habituales y trata de ser paciente, tolerante, asertivo y empático contigo.
- Analiza qué hechos del pasado han condicionado tu personalidad y te han hecho ser un individuo distante o siempre a la defensiva. Recuerda que aquella situación ocurrió hace mucho tiempo y que no es algo que estés viviendo actualmente.
- Escucha lo que te digan los demás, analízalo y piensa que su opinión es tan válida como la tuya.
- Se más flexible (aprende a reírte de muchas cosas, incluso de ti mismo) y ejercita la autocrítica sin olvidar que no debes hacer a los demás, lo que no quieres que te hagan a ti.
¿Existen las personas tóxicas?
Colocarle a alguien la etiqueta de persona tóxica y apartarse de ella, como de la peste negra, es bastante más sencillo de lo que parece.
Si antes has leído que todos podemos ser tóxicos para alguien, es más correcto hablar de conductas tóxicas que de personas tóxicas.
En la medida en la que tú juzgas a alguien como tóxico, esa persona se convierte en un ser poco saludable para ti. Por otro lado, al hablar de «persona tóxica», el centro es la persona, y no su comportamiento. No hay que olvidar tampoco que esa persona que para tí resulta tóxica, para otro sujeto, puede ser encantador. Por lo tanto, ¿dónde radica la toxicidad?.
Pues la respuesta es sencilla; lo que resulta tóxico es el comportamiento de la persona, y todos podemos ser tóxicos para otra persona. Un punto no menos importante, es que utilizar el término «persona tóxica», implica que tu estado emocional, va a depender de lo que el otro haga, de modo que tú no puedes hacer nada para controlar tus propias emociones.
Por último, conviene que seas cada vez más tolerante y más empático con esa persona que tienes delante, pues es probable que ese sujeto sea consciente de que tiene un comportamiento tóxico y esté luchando por cambiar esa manera de comportarse. Si todos le cuelgan el sambenito de persona tóxica, sus esfuerzos resultarán inútiles, pues no hay nadie dispuesto a mirarlo con otros ojos y tratar de entender la vida de esa persona.
Nunca olvides, que todos podemos ser personas tóxicas para los demás en algún momento.
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19 comentarios en «SI VALORAS TU SALUD, CUIDADO CON LAS PERSONAS TÓXICAS»
¡Hola Adela!
Excelente trabajo sobre las llamadas personas tóxicas, no solo nos lleva a un conocimiento profundo del tema en referencia a lo externo a nosotros, además nos lleva a la reflexión sobre el nivel interno que podamos tener o no de toxicidad.
He leído varios libros de Bernardo Stamateas y el tema es realmente interesante. Con el tiempo he visto que se ha convertido en algo de trato banal por parte de muchas personas «expertas» que lo tocan, y que se limitan a la etiqueta sin más.
Personalmente me gusta distinguir siempre entre la persona y su comportamiento, quitar en este caso el «es una persona tóxica» a «se comporta de una forma tóxica». Al hablar desde el esa persona es… se realiza una generalización que abarca todos sus ámbitos, en cambio al decir esa persona se comporta o actúa… podemos ser más flexibles a que no siempre es así, a que ese comportamiento o actuación es en determinadas ocasiones, sin embargo en otras no lo es.
De esta manera también le estamos dando la oportunidad tanto al otro como a nosotros mismos (en el caso de nuestra propia conducta tóxica) de realizar el cambio de comportamiento.
Gracias por acercarnos de forma profunda y comprensible a la vez temas que a veces se pueden llegar a ser un poco confusos desde la desinformación.
¡Abrazos!
Gracias por tu comentario.
En efecto, las etiquetas siempre son dañinas, pues en el fondo todos podemos tener comportamientos tóxicos, que dañen a los demás, y realmente, todos, incluso nosotros a la hora de juzgarnos, deberíamos ser respetuosos; es totalmente diferente ser a tener un comportamiento.
Un afectuoso saludo
Joder, la de gente que se me ha venido a la cabeza.
Lo de los niños sobreprotegidos estoy convencido que va suponer un problema social muy gordo. Generaciones enteras de débiles inútiles.
Saludos
Gracias Alvaro por tu comentario.
Coincido plenamente contigo en que la sobreprotección, a la larga, es dañina para la persona, pues en un intento por «protegerlo = quererlo más», le estás evitando tener que enfrentarse y asumir situaciones que son normales en la vida (depende también de los casos), pero lo importante es que la sobreprotección, impide que la persona desarrolle todo su potencial para enfrentarse a una vida, que puede ser más o menos sencilla o difícil, según cada caso.
Un afectuoso saludo
Gracias Conchi por tu comentario.
En efecto, tú lo has descrito muy bien; vas leyendo, y te van viniendo nombres y rostros de personas, cada uno encuadrado en una categoría; pero al final, …, cuándo quién podría encajar perfectamente en una de esas categorías, soy yo?
Entonces nos damos cuenta de la magnitud del problema; todos en algún momento podemos tener comportamientos tóxicos con los demás.
Hola Adela,
Me gusta esa distinción que haces al final entre personas tóxicas y conductas tóxicas porque al hablar de conductas me da pie a pensar que se pueden cambiar con mayor facilidad. Una persona tóxica no se tiene porqué quedar así de por vida. Muchas veces creo que esas conductas están motivadas también por determinadas situaciones que se dan a lo largo de la vida como momentos difíciles.
Un artículo de diez. Y me ha gustado también que abordes la posibilidad de que nosotras mismas podamos ser personas tóxicas. Para solucionar un problema lo primero es identificarlo y reconocerlo.
Lo que más me ha sorprendido es lo de las personas tóxicas en la familia. Porque al fin y al cabo tu jefe, por lo general, no te quiere y si te toca un autoritario pues oye, mala suerte son cosas que pasan, pero no hay un vínculo emocional. En cambio en la familia sí lo hay y por eso con más motivo deberíamos evitar la toxicidad.
Un saludo.
Gracias Cristina por tu comentario.
En efecto, todos podemos tener comportamientos tóxicos, pero esa forma de comportarse se puede cambiar, siendo consciente de que es un comportamiento poco saludable para el afectado, y para quienes lo rodean.
La familia, también puede tener un comportamiento tóxico; en la mayoría de las ocasiones, ese padre, madre o hermano, que está teniendo ese comportamiento tóxico, no es consciente de ello, y puede estar movido por roles o estereotipos que se presupone que esa persona debe desempeñar por su posición en el núcleo familiar; en otros casos, ese padre o esa madre, puede estar luchando frente a conflictos o miedos internos no reconocidos.
La mente humana es más compleja de lo que pueda parecer a simple vista, pero afortunadamente, la necesidad de recurrir a un profesional, está perdiendo ese carácter tabú que ha tenido, e incluso tiene en determinados ambientes, con lo cual la identificación y la resolución de los conflictos personales, está siendo cada vez más una realidad, que un sueño.
Todo ello se traduce en un mejor conocimiento personal, una mayor empatía y una convivencia más agradable y feliz, con aquellas personas con las cuales nos relacionamos por una razón u otra.
Un afectuoso saludo
Hola Adela,
magnífico artículo, me ha encantado!
Yo he convivido con casi todos los tipos de personas tóxicas que enumeras, incluida yo misma. Hasta que dejé de situarme en el papel de víctima y tomé las riendas de mi vida emocional.
Gracias al auto conocimiento y a un trabajo interior constante y profundo, poco a poco he ido haciéndome más fuerte y más estable, y es increíble cómo dejan de afectarte comportamientos de personas que antes de desarmaban.
Y es que no nos afecta lo que alguien haga o diga, sino lo que ese comportamiento roza dentro de nosotros. Cuando descubres que tú puedes escoger cómo sentirte, empieza tu liberación.
Enhorabuena por el post y un abrazo fuerte!
Gracias Maite por tu comentario.
Realmente, convivir con quienes se comportan como sujetos tóxicos, con independencia de la modalidad que presenten, es complicado y por supuesto nada saludable.
Además, todos poder comportarnos de forma tóxica con los demás.
Pero como tú bien dices, la mejor forma de «disminuir» el daño que estos comportamientos te pueden provocar, es mejorar tu autoestima, quererte mucho a tí misma, y tratar de que las palabras o comportamientos de los demás, te afecten lo menos posible, incluso si es posible, que ni te percates de su toxicidad (lo último es más complicado y requiere más tiempo y paciencia).
Un afectuoso saludo
Adela, no has dejado a ninguna fuera de lista, yo creo que dependiendo de la época en la que nos encontremos podríamos llegar a ser varios tipos de personas tóxicas, aunque prefiero hablar de conductas tóxicas, que se pueden cambiar más fácilmente y dependen de mas cosas que de nosotros mismos. Habrá que fijarse más en nosotros mismos.
Gracias Raquel por tu comentario.
En efecto, todos tenemos comportamientos tóxicos, por eso hago esa puntualización al final del artículo, pues a medida que vas leyendo, siempre piensas en el otro (Futanito, Perenganito, …), pero nunca nos miramos a nosotros mismos.
Y, en definitiva, todos arrastramos un pasado (con vivencias más gloriosas y obviamente mejor encajadas, y otras no tanto, y normalmente de difícil de digestión), que puede conducirnos en un momento dado (sin nosotros pretenderlo) a actuar de una forma que resulte tóxica para quienes nos rodean.
En la medida en que no etiquetamos, sino que simplemente hablamos de comportamientos, ciertamente éstos pueden cambiarse; las etiquetas, ya son más difíciles de quitar (salvo que esperemos a la rebajas de enero, …) y, ya sin bromas, suponen una estigmatización de la persona, que no contribuye más que a ahondar el problema.
Un afectuoso saludo
¡Hola Adela!
El inicio del post, ya de por si, me anunció que lo que iba a leer me iba a gustar ¿sabes por qué? Por esta línea: no olvides que tú o yo, también podemos ser este tipo de sujetos.
Para mi es casi lo más importante. Que dejemos de mirar a los demás como los responsables y nos miremos más a nosotros para mejorar y, en definitiva, hacer que la vida sea lo más sencilla posible para uno mismo y para los que nos rodean.
Y lo mismo opino en relación a esa parte en la que indicas que uno puede ser incluso tóxico consigo mismo.
Me ha resultado un post muy interesante y que seguro voy a compartir con algunas personas de mi entorno.
Un abrazo
Hola Amaya gracias por tu comentario.
En efecto, creo que es algo consustancial al ser humano, quien al describir los defectos o desmanes que le rodean, siempre tiende a señalar al vecino, y nunca se para a pensar, que ese comportamiento que tanto le molesta, puede estar teniéndolo él hacia otras personas, o incluso hacia sí mismo.
Qué duda cabe que si en lugar de juzgar tanto a los otros, nos mirásemos nosotros un poquito más, probablemente descubriríamos que tenemos muchas cosas que mejorar, y que por lo tanto, debemos empezar por sacar lo mejor de nosotros mismos y luego intentar ayudar a los demás, y una vez comprobado que esa persona, por más que lo hemos intentado, nos sigue perjudicando, nos planteemos alejarnos de ella.
Pero mucho me temo, que la forma de proceder más habitual suele ser la inversa.
Un afectuoso saludo
PD: Vuestro interés por mis contenidos, es el mejor estímulo que puedo tener. para seguir escribiendo semana tras semana.
Excelente, me ayudó mucho su artículo.
Gracias Patricia por tu comentario.
Me alegra saber que mi artículo te ha resultado de utilidad, pues es lo que pretendo: crear contenidos que puedan ayudar a resolver, prevenir o conocer diferentes problemas que afectan a la salud.
Un afectuoso saludo
gracias por tu articulo
conozco una señora que toda la vida ha sido tan mala que su diálogo con cualquier persona es hablar mal de su familia, y no tanto hablar si no hacerles daño a como dé lugar, ella ama a los enemigos de su familia y aunque yo no soy nada de ella y ella hace que lo ayuda a uno en cualquier problema, pero se que es una mujer de cuidado aunque ya es una abuela es terrible no es si no mirarle la cara tiene cara de mala, por eso el dicho que dice que los ojos son el reflejo del alma eso es verdad, ahora hace que me ayuda en algo pero se que lo hace por interés de vengarse de sus hermanos y pensándolo no se sabe de que?ya que ella se imagina cosas porque veo que no está bien de la cabeza la maldad la tiene mal tanto que no puede disfrutar de lo que tiene porque ella tiene cómo vivir bien pero es tacaña hasta con ella misma, es una mujer avara, envidiosa quiere que los demás estén mal aunque haga que le da buenos consejos a uno es una mentira, el lo más tóxico que he visto en mi vida a toda hora es hablando y conspirando maldad hacia su familia.
Hola Alfredo, gracias por tu comentario.
Realmente, a día de hoy se tiende a hablar de comportamientos tóxicos, más que de personas tóxicas, porque realmente todos, aunque no nos demos cuenta, con nuestro comportamiento podemos resultar tóxicos para otras personas.
Dicho esto, la persona que tiene ese tipo de comportamiento, suele ser una persona que probablemente desde su infancia haya vivido en un ambiente tóxico, y esas pautas de comportamiento las haya «aprendido», de forma que su comportamiento esté condicionado por un entorno que no ha sido sano. Pensemos en niños que han sido maltratados de pequeños, niños con padres posesivos o muy estrictos, personas que han tenido que hacer frente a vivencias «bastante penosas» en una época de su vida (en el trabajo, en una relación de amistad, en una relación de pareja, ….), todo eso ha podido ir condicionando su comportamiento.
Máxime, cuando a día de hoy el reconocer que se necesita ayuda psicológica está «mal visto», pues en personas que actualmente ya son ancianas, si en su momento no recibieron la ayuda que podía haberles hecho salir «indemnes» de una situación traumática, esas personas pueden tener un comportamiento nada empático, ni comprensivo con el resto.
Un saludo
Hola. Yo quiero decir que si una persona es sana emocionalmente estará a salvo de este tipo de personalidades, pues no va a ser vulnerable y sabrá que nadie es más que uno. La gente insegura es víctima fácil de las personas manipuladoras. Un saludo.
Hola Julio, gracias por tu comentario.
No me parece muy correcto hablar de gente sana o enferma emocionalmente. Todos en algún momento, podemos tener comportamientos que resulten tóxicos para los demás, con independencia de nuestra situación emocional.
Un saludo