En este nuevo artículo se toca otra vez un tema ligado al envejecimiento, y más en concreto, se hace referencia a la forma de enfermar de los ancianos, lo que técnicamente se conoce como síndrome geriátrico Y es que para entender todo lo que el paso del tiempo conlleva, es necesario, para empezar, comprender cómo ocurre el proceso de envejecimiento. Dicho proceso genera individuos con unas características que cambian mucho de unos a otros; algunos son extremadamente dependientes, lo que los convierte en presa fácil de malos tratos por parte de la familia o de sus cuidadores. Esa dependencia, mayor o menor, no justifica en absoluto un trato indigno e inhumano.
Otro problema que también está íntimamente ligado al envejecimiento y a la pérdida de autonomía, es el denominado síndrome del cuidador. Muchos de estos cuadros pueden prevenirse o cuando menos paliarse, entendiendo todo lo que ocurre a medida que el cuerpo envejece y conociendo las medidas y ayudas sociosanitarias disponibles. Es por ello que en el presente artículo, se analizan detalladamente los diferentes grupos de personas que integran el colectivo anciano, así como las características generales que se observan en la forma de enfermar de la mayoría de los ancianos. Y ya sin más rodeos, “entramos en harina” y abordamos qué son dichos síndromes geriátricos.
¿Cuáles son los principales problemas del colectivo anciano?
Problemática sociosanitaria asociada al envejecimiento
El envejecimiento poblacional es uno de los grandes triunfos de la humanidad, pero es también uno de sus mayores retos.
Si bien de cara al futuro, las distintas organizaciones sanitarias proponen el modelo del envejecimiento activo como meta que permita disfrutar a los ancianos del mañana de la mejor calidad de vida posible, la realidad es que los ancianos de hoy, sobre todo los de más edad, sufren diversos cuadros patológicos que disminuyen notablemente su salud, y en consecuencia, su calidad de vida.
Por otra parte, como ya se ha comentado en este blog, el envejecimiento comporta diferentes cambios fisiológicos en el organismo, los cuales unidos a la disminución en la capacidad de adaptación a los mismos por parte del organismo anciano, hacen que la persona mayor, especialmente los más ancianos entre los ancianos, sea una persona frágil.
Esa fragilidad de la persona anciana comparada con otros colectivos poblaciones, implica que sea también más propensa a perder, bien sea de manera gradual o bien de manera repentina, su autonomía personal, pasando a convertirse en una persona que necesita, en mayor o menor grado, la ayuda de otro para desenvolverse en su vida diaria.
En definitiva, la fragilidad del anciano, lo predispone a la dependencia.
Por otra parte, en la sociedad actual, existen dos tendencias que convierten la pérdida de autonomía personal, en un auténtico drama:
- Los prejuicios contra la vejez, a la que se atribuye un escaso valor y una infinidad de problemas asociados.
- La independencia intergeneracional, lo que facilita que muchos ancianos vivan solos.
Estas dos circunstancias que se acaban de comentar, suponen la existencia de muchos hogares donde el anciano vive solo, o tal vez, acompañado por su cónyuge u otro familiar, generalmente también de edad avanzada.

En la medida en que estas personas van perdiendo su autonomía personal, la situación se convierte en un auténtico problema, que solo contribuye a disminuir su escasa calidad de vida, ya afectada por diferentes enfermedades. No debe olvidarse una frase lapidaria que se deduce al comparar los datos sociosanitarios aportados por distintas fuentes:

A grandes rasgos, los factores que favorecen la dependencia pueden clasificarse en tres grandes apartados:
- Factores físicos (limitaciones sensoriales, fragilidad física, problemas de movilidad y enfermedades, así como consumo de fármacos).
- Factores psicológicos (depresión, demencia).
- Factores ambientales (circunstancias vitales que han tenido lugar durante la vida de esa persona y su consiguiente aprendizaje, comportamiento de las personas que los rodean y ambiente físico donde viven)
A estos factores que se acaban de citar, habría que añadir la escasez de recursos económicos que acompaña a un considerable número de ancianos durante esta época de su vida, circunstancia que ensombrece una situación ya de por sí difícil en muchos casos.
Enfermedades más comunes en los ancianos
Las enfermedades más comunes que presentan los ancianos son enfermedades no transmisibles, es decir, no infecciosas.
En su mayoría son enfermedades que tienen que ver con un estilo de vida poco saludable; habitualmente son procesos crónicos, que progresivamente van conduciendo a una pérdida de autonomía, para acabar desembocando casi siempre en cuadros de total dependencia.
Las enfermedades más habituales son las siguientes:
- Enfermedades cardiovasculares, entre las que sobresale la hipertensión arterial, cuyos factores de riesgo incluyen obesidad, estrés, antecedentes familiares, excesivo consumo de sal, diabetes, consumo de alcohol, fumar.
- Enfermedades osteoarticulares, donde por su frecuencia de aparición destaca la artrosis, la cual generalmente suele ocasionar una pérdida de movilidad progresiva, con todas sus consecuencias: mayor riesgo de caídas, incontinencia urinaria, úlceras por presión, …
- Alteraciones del estado anímico, frecuentemente depresión, la cual no se manifiesta con la tristeza habitual que se observa en el colectivo adulto.
- A nivel respiratorio, son habituales las dificultades respiratorias, técnicamente conocidas como disneas.
- Otros cuadros muy habituales son la desnutrición y la malnutrición, las demencias y especialmente la enfermedad de Alzheimer, las reacciones adversas a medicamentos y un progresivo deterioro que afecta a todas las esferas vitales de la persona (funcional, psíquica y social).
Lo más normal es que un mismo enfermo presente varias patologías a la vez, lo que técnicamente se llama pluripatología y se habla de enfermo pluripatológico.
Lógicamente, ese enfermo pluripatológico, suele recibir varios tratamientos para las distintas enfermedades que padece; esta situación técnicamente se conoce como polifarmacia y genera numerosas interacciones medicamentosas, efectos adversos y problemas similares.
Como es imaginable, esta situación se acompaña de una pérdida progresiva de autonomía, finalizando en muchos casos con una dependencia más o menos marcada. Los cuadros que presentan las características anteriores se conocen como síndromes geriátricos. Más adelante, los veremos con detalle.
¿Qué es un anciano frágil?
Con el colectivo anciano, ocurre algo muy parecido a lo que pasa con el colectivo infantil. Y es que ambos grupos engloban personas con un “nivel de desarrollo” (niños) o “de desgaste” (ancianos) muy diferente. Es por ello que antes de explicar las características del anciano frágil, conviene tener claro los diferentes tipos de pacientes ancianos que hay.
Tipología de pacientes ancianos
El colectivo anciano está formado por todas aquellas personas cuya edad es igual o superior a los 65 años. Esta es la única característica común de todos los integrantes de este grupo de población.
Realmente el grupo poblacional anciano es un grupo muy heterogéneo, cuya única característica común es la edad. A partir de ahí, se observan notables diferencias entre personas que tienen la misma edad. Esto se justifica en base a lo que ya se ha dicho.
Y es que el proceso de envejecimiento es un proceso con una gran variación interindividual, a lo que hay que unir la presencia de patologías, así como el ambiente general que rodea al anciano, tanto en el plano físico, como en el plano social.
A modo de ejemplo, es evidente que la situación no es la misma para aquella persona de 75 años que vive en una vivienda de planta baja, con todo adaptado a sus necesidades, en comparación con alguien de su misma edad que vive en una casa antigua con 3 plantas, escaleras, peldaños para pasar de una habitación a otra, …
Así pues, es muy común encontrar personas que teniendo la misma edad, tienen un estado de salud y consecuentemente un nivel de vida, totalmente distintos.
Anciano sano
Se considera que forma parte del colectivo anciano, únicamente por su edad.
Estas personas mantienen su autonomía funcional, siendo totalmente independientes para el desempeño de las distintas actividades de la vida diaria. Son ancianos que pueden ser controlados perfectamente por su médico de Atención Primaria.
En ellos, el riesgo de aparición de un síndrome geriátrico es extremadamente bajo.

Anciano enfermo
En este grupo se incluyen aquellas personas ancianas cuya diferencia respecto a las incluidas en el grupo anterior, es el hecho de que, en un momento dado, sufren una enfermedad aguda que puede suponer su hospitalización. En el anciano enfermo, lo más usual, es que dicha enfermedad se desarrolle de igual forma que en un adulto enfermo.
Habitualmente estos ancianos no sufren enfermedades graves y pueden ser atendidos en el correspondiente servicio de Atención Especializada.
Otra característica importante, es la ausencia de problemas mentales o sociales de consideración. En lo que respecta al riesgo de aparición de un síndrome geriátrico, éste puede calificarse como bajo.
Anciano frágil
Sus características se recogen en la siguiente infografía.
Paciente geriátrico
Las características propias de este tipo de ancianos las vamos a ver ampliamente más adelante.
¿Cómo evaluar el grado de fragilidad de un anciano?
Esta pregunta también se puede hacer de la siguiente forma: “¿qué es la valoración geriátrica integral?”.
La respuesta a esta pregunta es bastante simple:
La valoración geriátrica integral es una herramienta específica que permite valorar el estado de salud del anciano; dicha herramienta es básica en el trabajo del geriatra.
La siguiente pregunta probablemente podría ser, ¿quién es el geriatra?.
Pues el geriatra, así en plan rápido, podría decirse que es el equivalente al pediatra pero, evidentemente para el colectivo anciano. Más adelante, se verá qué es la geriatría.
¿Qué es un paciente geriátrico?
Al hablar de la tipología de los pacientes ancianos, vimos que uno de los grupos que incluía este colectivo era el llamado paciente geriátrico.
El paciente geriátrico, independientemente de su edad, se caracteriza por presentar unas “condiciones muy típicas”. La definición de paciente geriátrico sería la siguiente:
Paciente mayor con pluripatología, tendencia a la incapacidad por su condición de enfermedad, y frecuente patología mental, a la que puede unirse una situación que implique una problemática social Como ocurre en muchas otras ocasiones, siempre que una situación puede complicarse, tiende a hacerlo, con lo cual, no tendría nada de raro que un anciano con un cuadro pluripatológico, sufriese también alguna enfermedad aguda, que requeriría consulta médica u hospitalización.

Paciente geriátrico
¿Qué es la Geriatría?
Una vez aclarado qué es un paciente geriátrico, la siguiente pregunta que muchos probablemente se harían es qué especialidad médica debería encargarse de sus cuidados. Pues bien, dicha especialidad es la Geriatría. Seguidamente, explicamos en qué consiste.
El origen de la Geriatría hay que buscarlo en Gran Bretaña, donde a mediados del pasado siglo, un grupo de médicos optó por cambiar la visión existente en aquella época en relación con los ancianos.
Dicha visión clásica consistía en que los ancianos eran un colectivo de personas crónicamente enfermas y sin posibilidades de recuperación. Para este grupo de profesionales sanitarios, el anciano fue considerado como un tipo especial de enfermo, el cual con los cuidados apropiados puede experimentar una notable mejoría e incluso, recuperar la autonomía perdida
A partir del concepto de tipo especial de enfermo, aparece la figura del «paciente geriátrico», el cual requiere de un profesional médico especializado para su asistencia: el médico geriatra. Aparece entonces la geriatría como una nueva especialidad médica.
La finalidad de la geriatría es prevenir y superar la pérdida de autonomía que aparece en gran parte de estos enfermos.
La geriatría tiene cuatro tareas fundamentales:
- Atender al anciano, abordando sus problemas médicos y las consecuencias sociales de ellos derivadas.
- Emplear la denominada Valoración Geriátrica Integral como herramienta básica para el diagnóstico.
- Integrarse en un equipo de trabajo multidisciplinar, intentando mantener el mayor número de ancianos posible en la comunidad.
- Investigar y formar a sus propios especialistas.

¿Qué es un síndrome geriátrico?
Después de tanto hablar de geriatría, evaluación geriátrica, paciente geriátrico, por fin llega la hora de comentar qué es un síndrome geriátrico. Para empezar, lo lógico, es hacerlo por el principio, es decir, por la definición; así que allá vamos.
¿Qué se entiende por síndrome geriátrico?
Cuando se habla de síndrome geriátrico se hace referencia a la forma más común de presentación de la enfermedad en el paciente anciano.
Esta denominación empezó a usarse no hace mucho tiempo, pues como acabamos de comentar el concepto de Geriatría nace a finales del siglo pasado. Las dos características principales de un síndrome geriátrico son:
- La enfermedad aparece como consecuencia de varias patologías muy comunes en el anciano.
- Dicha enfermedad suele ser el inicio de una incapacidad funcional o social.
Ante un síndrome geriátrico es necesario efectuar una completa valoración, cuya finalidad es determinar el origen y las consecuencias de dicho síndrome. Dicha valoración es la denominada Valoración Geriátrica Integral. En general se admite que existen cuatro grandes síndromes geriátricos, los denominados Cuatro Gigantes de la Geriatría:
- Caída.
- Inmovilidad.
- Incontinencia urinaria.
- Deterioro cognitivo o demencia.
Actualmente se tiende a hacer una interpretación más amplia del término síndrome geriátrico, con lo cual es habitual incluir un mayor número de síndromes: síncopes, iatrogenia, estreñimiento, depresión, polifarmacia, …
¿Cuál es el origen de un síndrome geriátrico?
Ante un gran síndrome geriátrico, establecer su origen es realmente difícil, pues en muchos casos la aparición de dicho síndrome es debida a factores diversos, que actuando de forma «conjunta», acaban dando lugar al síndrome en cuestión.
Sin embargo, no siempre se mantiene la etiología multifactorial como causante de cualquiera de los grandes síndromes geriátricos. Es por ello, que al abordar el origen de tales síndromes, conviene recalcar que existen varios modelos de aparición:
- El modelo de etiología multifactorial, establece que varias causas acaban generando un síndrome geriátrico.
- En contraposición con este modelo, el denominado modelo de consecuencias múltiples, se basa en que una única causa, puede generar varios síndromes geriátricos.
- Finalmente, el modelo de etiología en cascada, afirma que un síndrome actúa como desencadenante de otro.

¿Qué consecuencias genera un síndrome geriátrico?
La aparición de cualquier síndrome geriátrico se convierte en la puerta de entrada a una nueva situación, cuya principal característica es la existencia de nuevos y variados problemas, tanto en el plano estrictamente médico, como en el ámbito social.
En muchas ocasiones, se establece un círculo vicioso donde una o varias causas dan lugar a uno o varios síndromes geriátricos, los cuales a su vez, conllevan todo un cortejo de consecuencias negativas, que van a desencadenar otros síndromes.

La aparición del ya mencionado círculo vicioso, no sólo supone una nueva disminución en la calidad de vida del afectado, sino que también suele ir asociado a ingresos hospitalarios frecuentes, recuperaciones lentas y supervivencias cortas. Por lo tanto, es fundamental detectar precozmente cualquier cambio, con la finalidad de diagnosticar y tratar el problema a la mayor brevedad posible.
¿Cuáles son las principales características comunes de un síndrome geriátrico?
Los diferentes síndromes geriátricos tienen una serie de características que están siempre presentes. Dichas características son las siguientes:
- Carácter sindrómico, lo que implica que cada uno de los síndromes (un síndrome es un conjunto de síntomas que definen o caracterizan a una enfermedad o a condición que se manifiesta en un sujeto y que puede tener o no causas conocidas) constituye una forma de presentación, un conjunto de signos y síntomas, de diferentes enfermedades.
- Frecuencia, lo que supone que tales síndromes son mucho más comunes en la población anciana en comparación con otros grupos poblacionales. A su vez, dentro del colectivo anciano, dichos síndromes son más frecuentes a medida que se incrementa la edad de la persona. En general, se admite que los ancianos con edades superiores a los 80 años, los residentes en centros geriátricos o las personas hospitalizadas, tienen muchas más posibilidades de presentar cualquiera de los diferentes síndromes geriátricos.
- Dependencia, pues la aparición de cualquier síndrome geriátrico, y especialmente, la presencia de cualquiera de los cuatro gigantes de la geriatría, supone una notable pérdida de autonomía para la persona afectada, lo que implica una reducción en su calidad de vida, así como notables problemas tanto en el plano clínico, como social.
- Evitabilidad, ya que afortunadamente los síndromes geriátricos no van intrínsecamente unidos al envejecimiento, sino que son totalmente prevenibles, lo que supone que si se diagnostican correctamente, pueden evitarse o retrasar considerablemente su aparición.
- Valoración geriátrica integral, la cual es un elemento fundamental para el diagnóstico y el tratamiento de los síndromes geriátricos; en este punto, el equipo multidisciplinar juega un papel de primer orden.
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2 comentarios en «DEL ANCIANO FRÁGIL AL SÍNDROME GERIÁTRICO»
El hecho de que mucha de esta problemática se agrave con la entrada de las personas mayores a servicios residenciales… Daría para reflexionar un poco también, ¿verdad?
Gracias por tu comentario Carmina.
Por supuesto, que daría para reflexionar, me temo que no un poco, más bien bastante.
De entrada, cuando el anciano es ingresado en una residencia generalmente ya ha desarrollado algún síndrome geriátrico; si en dicho centro, se limitan a lo que sería «un simple mantenimiento» (que habría que ver en qué consistiría, pues hay residencias y residencias, ….), unido a la propia evolución de estos cuadros, hace que no sea infrecuente que a un cuadro de estos, le sobrevenga otro.
El tema de si el anciano es ingresado de forma voluntaria en la residencia, casi que mejor lo dejamos para hablarlo otro día, pues si este acude por su voluntad a dicho centro, su comportamiento es totalmente distinto, a si por el contrario, el ingreso proviene de una imposición familiar.
En el fondo, cada caso es un mundo y son muchos problemas que se superponen.
Agradeciéndote nuevamente tu interés y tu comentario, te envío un cordial saludo